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Embarazo ectópico, ¿Existe riesgo tras una FIV?



El embarazo ectópico o extrauterino sucede cuando el embrión se implanta fuera de la cavidad uterina y la gestación se desarrolla fuera del útero: en las trompas, en el ovario o en la cavidad abdominal. Aunque es poco habitual,  es grave ya que el útero es el único órgano que está capacitado para que un embarazo se desarrolle con normalidad. Por este motivo cuando se produce, el embarazo debe ser interrumpido para evitar todas las complicaciones que podrían derivar de su crecimiento.

¿Existe mayor riesgo tras un tratamiento de reproducción asistida?

Históricamente se ha considerado que la fecundación in vitro podía aumentar la incidencia de esta patología, pero lo cierto es que no aumenta el riesgo de tener una gestación de este tipo. A menudo, esta asociación es provocada porque muchas de las pacientes que siguen estos tratamientos sufren algún problema previo en las trompas. La endometriosis, cirugías abdominales previas o infecciones pélvicas pueden ser causantes de dificultades en la gestación o dar lugar a un embarazo ectópico.

¿Cuáles son los síntomas de un embarazo ectópico?

Los síntomas que puede ocasionar un embarazo ectópico son muy variables. En muchas ocasiones no se presenta ninguna incidencia clínica y en otros puede presentarse sangrado vaginal y dolor pélvico. En cualquier caso, el embarazo ectópico se detecta a través de un análisis de sangre y una ecografía.

Las mujeres que siguen un tratamiento de reproducción asistida tienen controles analíticos y ecográficos desde el primer momento  y es posible detectarlo a partir de los 14 días. Cuando en la ecografía no se ve ningún saco dentro del útero, se debe realizar una monitorización de la beta-HCG.

¿Cuál es el tratamiento?

Cuando se detecta un embarazo ectópico, es necesario interrumpir el embarazo, bien con tratamiento farmacológico o quirúrgico. El tratamiento que se aplicará dependerá de la clínica de la paciente y de los resultados de la ecografía y la analítica.

La opción farmacológica es la idónea, especialmente si se actúa de manera precoz, ya que permitirá disminuir los riesgos derivados de una cirugía. Tras interrumpir el embarazo, será necesario esperar un mínimo de seis meses antes de intentar de nuevo la gestación si se ha optado por el tratamiento médico con Metotrexate.

En casos en los que ya se ha tenido un embarazo ectópico con anterioridad, existe la sospecha de que las trompas puedan estar dañadas, una clínica de dolor importante o el nivel de b-HCG elevadas, es necesario recurrir a la cirugía. A los 2-3 meses se podría volver a intentar el embarazo.