En los centros colaboradores de Sanitas, donde la primera consulta es gratuita se tenga o no un seguro de salud, los profesionales dedicados a los métodos de reproducción asistida, se plantean variadas opciones para lograr el embarazo, por ejemplo: coitos programados, inseminación intrauterina, gestación subrogada y fecundación in vitro. Es esta última en la que debemos concentrarnos para responder la pregunta que ahora hacemos, ya que el cultivo de los embriones es uno de los procesos más relevantes de dicho método, es así que la calidad de los mismos puede afectar en cierto porcentaje el éxito de la fecundación.
Clasificación de los embriones por calidad
Antes de explicar cada una de las cualidades que definen la calidad de los embriones para un proceso de fecundación in vitro, hablemos de la clasificación que es utilizada en los laboratorios para dividir los embriones más aptos de aquellos no tan adecuados. La nomenclatura utilizada los separa en 4 clases que van desde la A hasta la D, siguiendo el orden alfabético correspondiente. En algunos laboratorios también puede verse una clasificación de calidad numérica que va de 1 a 10, siendo este último número el dado a los mejores embriones.
Embriones de tipo A
Son aquellos embriones de óptima calidad, usualmente descritos como aquellos que tienen mayor capacidad de implantación.
Embriones de tipo B
Su calidad se describe como buena, si bien no son iguales a los de tipo A, tienen una alta capacidad de implantación.
Embriones de tipo C
Son embriones de clase media, su capacidad de implantación no se destaca en absoluto.
Embriones de tipo D
Pertenecen a la última clase, su calidad es baja y en casos específicos no se encuentran completamente desarrollados al momento de una fecundación temprana.
Contrario a lo que pueda pensarse los embriones indiferentemente de su calidad pueden dar como resultado un embarazo, sin embargo, es importante tener presente que con un embrión de tipo A existe una mayor probabilidad que con uno de clase C.
En muchos casos las fecundaciones pueden no realizarse con los embriones del primer tipo, debido a una ausencia de los mismos, en cualquier caso se elegirá el que tenga una mayor calidad. Esto no representa en absoluto que la madre deba tener menos esperanzas de concebir.
Características que definen la calidad de los embriones
Al momento de observar los embriones y clasificarlos según su calidad hay un grupo variado de características que estudian los científicos encargados, sin embargo, son tres las que poseen mayor relevancia para definir cuales serán los mejores embriones.
El número de células
Es el primer parámetro a tener en cuenta, el número de las mismas dará como resultado el conocimiento del estado de desarrollo del embrión. Una mayor cantidad de células será equivalente a una evolución adecuada del ovocito.
La simetría de las células
Esta igualdad o desigualdad de las células del embrión podrá dar una idea de la regularidad del desarrollo. Un embrión que evoluciona rápidamente, pero de forma asimétrica, no puede ser clasificado como del todo apto.
Porcentaje de fragmentación
Los denominados fragmentos son restos de células muertas que se van formando en el embrión. El exceso de fragmentación puede ser motivo de conflicto entre las células en desarrollo, es por ello que se recomienda que la misma se encuentre entre 0 y 40 %. Si se superan dichos parámetros se deberá proceder a una extracción de los fragmentos en el embrión.
El método utilizado para la observación de los embriones
Originalmente el único método que existía para observar la evolución y definir la calidad de los embriones era la observación directa, es decir, regularmente los especialistas debían sacarlos para estudiar las condiciones de los mismos. Gracias a nuevas tecnologías como Time-Lapse ahora pueden introducirse cámaras dentro del sistema de incubación, método que aligera el trabajo y disminuye el estrés al que se someten los embriones.