A nadie se le ocurriría cuestionar que un bebé nace de un hombre y una mujer, es decir, de dos y nada más que dos seres humanos. O que, como señala el dicho popular, «madre hay una sola». Pues a la ciencia sí. Con su continua extensión de las fronteras humanas, un bebé puede tener componente genético de tres personas mediante un procedimiento especial in vitro para evitar la transmisión de las enfermedades mitocondriales. Como este procedimiento está por el momento prohibido en el Reino Unido, las autoridades regulatorias británicas iniciaron este lunes una consulta pública para decidir si esta técnica es ética.
Las enfermedades mitocondriales se transmiten únicamente de la madre al niño. El orígen de estos trastornos son deficiencias en el motor de las células, la mitocondria. Su impacto suele ser devastador: ceguera, atrofia muscular, enfermedades intestinales y cardíacas, una drástica reducciónde la expectativa de vida. El tratamiento con fertilización en vitro permite reconstruir el embrión reemplazando la mitocondria defectuosa por la de una mujer sana.
El resultado se conocerá el próximo año
El resultado final del procedimiento es que el bebé tiene un 99 por ciento del material genético de su padre y madre y un 1 por ciento de la donante. La presidenta de la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología de Reino Unido (HFEA, por sus siglas en inglés), Lisa Jardine, espera que una consulta pública muy amplia como la que acaba de lanzar el organismo permita abordar todos los problemas que plantea este procedimiento. «Es un procedimiento muy promisorio para resolver una enfermedad espantosa como es la mitocondrial. Pero si se la autoriza afectará para siempre a futuras generaciones», explica Jardine.
El fantasma de la manipulación genética a gran escala está siempre presente aún cuando la modificación sea tan esencial como minúscula: un 1%. Pero no es el único conflicto ético. El impacto sobre los niños también será evaluado en la consulta pública. En la delicada estructura psicológica humana la incorporación de una donante al material genético puede poner en entredicho nociones clave como la paternidad. La información del dato al hijo es en teoría mucho menos complicada que en el caso de los niños adoptados y, sin embargo, guarda cierto parecido de potencial secreto de familia.
Entre los que se oponen a este tratamiento, como el grupo Human Genetics Alert, se señala que es un procedimiento «innecesario, peligroso y que marca un precedente para el diseño de bebés genéticamente modificados». El resultado de la consulta se dará a conocer el año próximo, pero aún si la respuesta inclinara al gobierno británico hacia la aprobación del tratamiento, todavía se deben realizar más estudios para confirmar su seguridad. Según una de las pioneras de este tipo de investigación, la profesora Mary Herbert de la Universidad de Newcastle, podría tomar entretres y cinco años probar la seguridad y eficacia de estas nuevas técnicas.