Una mujer adulta ovula normalmente cada mes, en un ciclo que oscila, según cada persona, entre los 25 y los 32 días. La ovulación debe entenderse como el proceso de maduración de los óvulos que contienen los ovarios. Un óvulo fecundado puede dar lugar a un embarazo y si este embarazo no se produce, el óvulo simplemente muere.
Una vida fértil limitada
La vida fértil de las mujeres va desde la pubertad hasta la menopausia. Con anterioridad a la pubertad los óvulos están inactivos, como dormidos, porque el cuerpo de las niñas no segrega aún la hormona imprescindible para impulsar su desarrollo. Posteriormente, cuando la mujer entra en la madurez, primero la calidad y después la cantidad de los óvulos, disminuye hasta que no queda ninguno. Es el proceso conocido como menopausia.
De los problemas que pueden darse en torno a todo este proceso y que conducen a la disminución ovulatoria, el envejecimiento ovárico es el más común.
El envejecimiento ovárico y la menopausia
Durante los 10 años anteriores a la menopausia, los ovarios femeninos tienen un número de óvulos cada vez menor y cuando este número cae por debajo de un nivel crítico, los ciclos comienzan a hacerse irregulares. Asimismo, los óvulos que consiguen madurar durante esta última década, tienen pocas probabilidades de dar lugar a un embarazo duradero.
Todavía hay otro problema añadido y es que esta situación semejante a la menopausia, se dé en mujeres jóvenes o por lo menos, más jóvenes de lo que sería normal. Esta anomalía recibe el nombre de envejecimiento ovárico prematuro y las mujeres que se encuentran en esta situación, a menudo necesitan medicamentos que aumenten su fertilidad, para conseguir una ovulación normal y a continuación, un embarazo.
No se puede perder la esperanza
Ante la situación de envejecimiento ovárico, la ciencia y la medicina dan, hoy en día, respuestas efectivas en forma de tratamientos concretos que tienen las hormonas en la base de su funcionamiento.
Durante varios años, los tratamientos de fertilidad han utilizado la hormona masculina débil dehidroepiandrosterona (DHEA), con éxito más que notable, en mujeres con disminución de su reserva ovárica. Además, este tratamiento da buenos resultados tanto en el caso de deficiencia ovárica debida a una edad madura de la mujer, como en el caso de envejecimiento ovárico prematuro en mujeres más jóvenes.
Igual en una circunstancia como en la otra, el suplemento de DHEA ha conseguido un importante rejuvenecimiento de la función ovárica.
El tratamiento con DHEA: una fuente de buenas perspectivas
Hasta el momento se han demostrado una serie de efectos beneficiosos en los tratamientos con la DHEA. Estos son que:
– Aumenta el número y la calidad de los óvulos disponibles.
– Acorta el tiempo necesario para el tratamiento de fertilidad, aumentando así las probabilidades de una concepción natural y espontánea.
– Disminuye los abortos espontáneos, los cuales, representan un riesgo importante en el caso de mujeres maduras que intentan lograr un embarazo exitoso.
A día de hoy, España no tiene previsto comercializar la DHEA y por ello, en algunas clínicas de fertilidad como Biogest, se está usando la hormona masculina (testosterona) unos días antes del inicio de la estimulación ovárica, obteniendo también buenos resultados.
Ahora bien …
De todo lo explicado hasta ahora no se puede deducir, como si de una ley matemática se tratara, que una mujer de 45 años o más, o una baja respondedora, puede conseguir con toda seguridad una gestación sin problemas. Más bien se debe leer como una alternativa de mejora para aquellas parejas que, antes de optar por una ovodonación, prefieren hacer un último intento con este tipo de tratamiento.