Carmen Pérez Novo Ginecóloga “Celebramos veinticinco años de un sueño”. Con estas fantásticas palabras, por todo el trasfondo que tienen, abría su discurso, hace unos días, el catedrático de Obstetricia y Ginecología de la facultad de Medicina de Oviedo, en una cena homenaje a los fundadores de Cefiva (Centro de Fertilización in Vitro de Asturias).
Y es que, señoras y señores, no estamos hablando de la fantasía de un soñador. Nos estamos refiriendo a un hombre, el doctor Pedro de la Fuente, ginecólogo, que hace veinticinco años, con gran conocimiento de causa, puso en marcha un proyecto. Y decidió unirse a otro soñador, el doctor Carlos García-Ochoa. Y estos dos jóvenes médicos, potencialmente ya dos eminencias en esa especialidad, con una gran visión, entusiasmo, paciencia, rigor, perseverancia y, ¡por supuesto!, calidad científica y amparo legal, hicieron realidad ese maravilloso sueño.
Pero, en este planeta Tierra, en todos los caminos hay rosas. También espinas. Y este oficio, en nuestro país, en 1989, año de la fundación de Cefiva, tenía sus impedimentos. Pero estos dos chavales no estaban dispuestos a que nadie se interpusiera en su camino y, rodeados de un extraordinario equipo, fueron poniendo en práctica los grandes avances experimentados año tras año: técnicas de inseminación artificial, fecundación in vitro, congelación de embriones, programa donación de ovocitos, introducción de espermatozoides en el óvulo, diagnóstico genético preimplantacional, programa de vitrificación de embriones, de ovocitos? En fin, técnicas, con el magnífico objetivo de hacer realidad el sueño de muchas familias. Porque estos dos colosos, juntos y bien avenidos, en palabras del doctor De la Fuente, trabajaron “con lealtad, aprecio mutuo e inteligencia suficiente para pensar que uno más uno no sean dos, sino tres e incluso más”.
Por todo ello, doctor De la Fuente, Pedro, Pedrito, personalmente, te doy las gracias: porque siempre has estado ahí para ayudarme cuando te he pedido consejo por cualquier asunto relacionado con alguna de mis pacientes. A ti, doctor García-Ochoa, Carlos, otro tanto de lo mismo, por tu categoría humana y profesional. Y a ambos -y aquí me atrevo a hablar en nombre de todas las personas que estamos relacionadas con esta especialidad, de las familias a las que habéis ayudado y a otras tantas con las que lo haréis en el futuro- enhorabuena e infinitas gracias por esta labor que estáis llevando a cabo en Cefiva, cuya categoría científica hace ya tiempo que ha trascendido las fronteras nacionales. Sois dos tíos fantásticos.