Fallo implantacional
El fallo de implantación se diagnostica cuando no se ha podido lograr el embarazo después de al menos tres ciclos de fecundación in vitro (FIV) o de la transferencia de más de diez embriones de buena calidad. En la actualidad, existen soluciones altamente efectivas para cada una de las causas del fallo de implantación, entre las que destacan la transferencia de embriones en la fase de blastocisto, el diagnóstico genético preimplantatorio y la eclosión asistida.
Posibles causas:
La implantación embrionaria es un proceso complejo que requiere de un embrión sano y un endometrio receptivo, así como de un estrecho diálogo entre ambos. Las causas del fallo de implantación son múltiples y pueden estar implicados tanto problemas embrionarios como problemas con el ambiente uterino.
- Los problemas embrionarios incluyen anomalías cromosómicas y genéticas, así como dificultad del embrión para salir de la capa que lo envuelve (zona pelúcida) y lo ha protegido durante su desarrollo. Es necesario que los embriones logren romper esta capa para poder implantarse en el útero y producir el embarazo.
- Los problemas con el ambiente uterino pueden deberse a malformaciones, desarrollo endometrial inadecuado, tumores (miomas), cicatrices, adherencias, infecciones o inflamaciones que afectan su receptividad. Asimismo, debe descartarse la presencia de focos infecciosos vecinos al útero, que puede ser provocada por condiciones como el hidrosalpinx. Y por último, trastornos hormonales, metabólicos (resistencia a la insulina y obesidad), inmunológicos (síndrome de anticuerpos antifosfolípidos) o de la coagulación sanguínea (trombofilias) que obstaculicen la implantación