Las «culpas» de la infertilidad se reparten a partes iguales entre hombres y mujeres. Tanto ellos como ellas tienen un 30% de posibilidades de que algún factor, masculino o femenino, impida la gestación. Pero con frecuencia las causas por las que una pareja aparentemente sana no logra concebir se desconocen. Ahora una nueva investigación arroja un poco más de luz al complejo mundo de la reproducción humana y otorga a la flora bacteriana del útero un papel protagonista en el éxito de la gestación.
En concreto, se demuestra que cuanto más baja sea la presencia delactobacilos (las bacterias que tienen algunos productos lácteos como el Actimel) en el interior del útero, menos posibilidades hay de que la gestación prospere. Este hallazgo, no solo permitiría saber por qué algunas mujeres sufren abortos de repetición sin explicación. También abre la vía a tratar algunos problemas de infertilidad con un tratamiento sencillo. «Bastaría con introducir cepas de lactobacilo dentro de la cavidad uterina. Es mínimamente invasivo y no molesta», explica Carlos Simón, uno de los investigadores del estudio y director científico de Igenomix. Además de esta compañía biotecnológica han participado científicos de la Universidad de Valencia y de las empresas Biopolis y Lifesequencing.
El útero no es estéril
Tradicionalmente se ha considerado al útero y al endometrio, el tejido que lo recubre, como una cavidad estéril. En realidad, alberga una flora bacteriana muy rica, con más de 166 géneros de bacterias diferentes, como acaba de confirmar con técnicas de secuenciación masiva esta nueva investigación. Y su presencia no es casual. Igual que la flora bacteriana del tracto digestivo influye en enfermedades tan comunes como la obesidad, o la de la vagina permite que los recién nacidos se den un baño de bacterias protectoras al nacer, el microbioma del útero marca el pronóstico reproductivo.
Así se ha visto en 35 pacientes de reproducción asistida que han participado en la investigación. Las mujeres con una flora abundante de lactobacillus en el útero tuvieron una tasa menor de aborto y más posibilidades de llegar el embarazo a término. La diferencia es notable. Tanto es así que no hubo ningún recién nacido vivo tras el tratamiento de reproducción asistida en el grupo de pacientes con menor abundancia de lactobacillus.
La muestra de pacientes aún es pequeña, sin embargo, este trabajo cuenta con el número de pacientes suficiente para establecer una prueba de concepto y seguir investigando, asegura Simón.
¿Y si no fuera necesaria la fecundación in vitro?
Un estudio más amplio deberá ahora confirmar estos resultados y demostrar si la terapia con probióticos puede mejorar el éxito de los tratamientos de fertilidad. O incluso si bastaría un tratamiento tan sencillo para evitar una fecundación in vitro. En esta fase está este equipo de investigación que ha empezado a analizar las bacterias de los restos abortivos de mujeres que sufren abortos de repetición para determinar si esta podría ser la causa.
Por qué algunas mujeres se quedan embarazadas, pero el embrión no anida o muere con rapidez es todavía un misterio médico. Se sabe que las alteraciones anatómicas de la cavidad uterina pueden ser causa de aborto de repetición y algún trastorno más, aunque no explica la gran mayoría de los casos. Hasta el 70% de los abortos de repetición son de origen desconocido. Un tratamiento con lactobacilus podría ser la solución.