La vagina no es un medio estéril, es decir, está cohabitado por un conjunto de microorganismos, formados por bacterias, virus y hongos; esto es lo que se denomina “la flora vaginal”. Estos microorganismos son fundamentales para el adecuado equilibrio de la homeostasis de nuestro organismo y nos protegen de la invasión de otros microorganismos que pueden provocar enfermedades.
La bacteria mayormente predominante en una flora vaginal considerada normal es el Lactobacillus, que se caracteriza por la síntesis de ácido láctico. El ácido láctico disminuye el Ph vaginal, actuando como una barrera natural de defensa para la invasión de microorganismos patógenos, es decir, capaces de generar enfermedades.
La flora vaginal de una mujer sana no es constante, sino que sufre modificaciones a lo largo de su vida, principalmente debido a cambios hormonales. Es decir, la flora vaginal de una niña prepúber es diferente a la de una mujer en edad fértil o una mujer durante la menopausia. También puede variar dentro de un ciclo menstrual por la misma razón del influjo hormonal.
¿Cómo se estudia la flora vaginal?
Típicamente se identifican las especies de la flora vaginal mediante cultivos microbiológicos tras la toma de una muestra vaginal con una torunda. Se realiza en la consulta ginecológica de un modo absolutamente inocuo e indoloro.
Desde la incorporación de técnicas genéticas se han podido identificar mayor número de microorganismos que con un cultivo microbiológico estándar no pueden analizarse; es lo que se denomina “microbioma vaginal”. En la actualidad, este tipo de identificación genética está reservado para la investigación básica y no como herramienta habitual en la práctica clínica convencional.
¿Qué puede provocar?
El desequilibrio de la flora vaginal puede desencadenar enfermedades. Las alteraciones más habituales son las vaginosis bacterianas y las candidiasis.
La vaginosis bacteriana se caracteriza por la existencia de un flujo verdoso/amarillento y de mal olor, generalmente por un aumento de Gardnerella vaginallis.
La candidiasis se produce por un aumento generalmente de Candida albicans, produciendo un flujo grumoso y blanquecino junto con prurito vulvar y/o vaginal.
En ambos casos se debe de acudir al ginecólogo para su valoración y tratamiento adecuados.
¿Afecta a la fertilidad?
No existe una evidencia clara de que las infecciones vaginales como tal afecten a la fertilidad, aunque sí se sabe que aquellas mujeres con tendencia a infecciones vaginales de repetición y/o mal tratadas tienen un riesgo superior a presentar infecciones en la parte superior de su aparato genital (endometrio y trompas de Falopio) por una progresión ascendente de las bacterias desde la vagina. Las infecciones en el endometrio, llamadas endometritis, son absolutamente asintomáticas y se relacionan con dificultad en la gestación, embarazo bioquímico y mayor riesgo de aborto. La endometritis se puede tratar con antibióticos. En las trompas de Falopio es donde tiene lugar el encuentro del ovocito y espermatozoide, se produce la fecundación y las primeras fases del desarrollo embrionario hasta su implantación en el útero. Las infecciones tubáricas pueden generar infertilidad por obstrucción de las trompassecundaria a la infección, en este último caso la obstrucción tubárica se produce de forma permanente.
Dra. Andrea Bernabeu, Directora Unidad de Asesoramiento Genético y Reproductivo Instituto Bernabeu.