Después de realizar la inseminación, la paciente recibe un suplemento hormonal, con el fin de mejorar las condiciones del endometrio para la implantación embrionaria. No se aconseja ninguna restricción ni en la dieta ni en la actividad física de ningún tipo. El reposo no va a mejorar el pronóstico de embarazo. La paciente puede notar ligeras molestias o incluso un ligerísimo marcado después de la inseminación, que es considerado normal. Dos semanas después de la inseminación, se programa la realización de una prueba de embarazo. Antes, es posible que la paciente no note absolutamente nada o quizá una moderada tensión mamaria, por la progesterona o incluso en ocasiones molestias similares a las de la menstruación. Ninguno de estos síntomas son indicativos de éxito o de fracaso y sólo sabremos con certeza si se ha producido la gestación cuando tengamos el resultado de la prueba de embarazo.
Los resultados con ésta técnica, son de aproximadamente un veinte por ciento de gestaciones por ciclo de Inseminación Artificial. Es decir: aproximadamente una de cada cinco mujeres, queda embarazada en el primer intento. De la misma manera que una pareja con niños puede tardar uno, dos o varios meses en conseguir un nuevo embarazo de forma natural, lo mismo ocurre con la Inseminación Artificial. El hecho de no haberse producido el embarazo en el primer intento no quiere decir que no se produzca en intentos posteriores. Existe de hecho una tasa acumulada de éxito, de manera que más de la mitad de las pacientes quedan embarazadas cuando se llevan a cabo tres o cuatro ciclos de tratamiento (cerca del 80 por cien cuando la Inseminación Artificial se realiza con semen de donante). Las posibilidades de gestación gemelar oscilan entre un quince y un veinte por ciento, siendo los embarazos de trillizos, francamente excepcionales.
Hay varios factores que influyen en las posibilidades de embarazo. Evidentemente, cuanto mejor esté la muestra de semen, mejor pronóstico. Son datos a favor el hecho de que la Inseminación Artificial se haga por un factor coital, cervical, inmunológico o en los casos de esterilidad de causa desconocida. Empeora el pronóstico, sin embargo, la edad de la mujer superior a 38 años, la existencia de endometriosis, disfunción ovárica o tubárica, etc.
La mayoría de los embarazos que se consiguen por Inseminación Artificial, se producen antes del quinto intento. De hecho, si después de haberse llevado a cabo cuatro ciclos de tratamiento no se ha conseguido la gestación, debe pensarse en un problema a nivel de la fecundación. Es posible que los espermatozoides no lleguen hasta el óvulo por una disfunción en ellos o en las trompas de Falopio. Es posible que sí lleguen pero no fecunden, porque no puedan hacerlo o porque en el ovocito no se encuentren los receptores específicos a los espermatozoides. Es posible que sí fecunden pero los embriones generados no se desarrollen correctamente. Es posible que sí se produzcan embriones normales, pero que exista un problema en la implantación. Todo esto no puede determinarse cuando se hace una Inseminación Artificial. Por esta razón, si tras 3 – 6 ciclos de Inseminación Artificial no se consigue embarazo, se aconseja realizar una Fecundación In-Vitro (F.I.V.). En la F.I.V. tenemos la seguridad de que suficientes espermatozoides llegan hasta el ovocito, porque depositamos la cantidad adecuada junto al mismo en una microgota. Podemos ver directamente y valorar la calidad de los ovocitos. Podemos ver si se produce fecundación o no y si no hay fecundación, podemos saber la razón y solucionarlo. Y por último, podemos valorar el desarrollo de los embriones y seleccionar los que tienen mejor potencial de implantación. En los casos de fallo de Inseminación Artificial, la Fecundación In Vitro nos sirve, por tanto, para dar un diagnóstico de porqué no se consiguió la gestación y nos permite sobre todo ofrecer un mejor pronóstico de embarazo, que en definitiva es lo que todos buscamos.
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