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Las pacientes francesas disparan las consultas de reproducción asistida en Gipuzkoa



‘Libertad, igualdad y fraternidad’ es el lema de la República francesa. Unos valores que hoy en día colisionan con la ley de bioética vigente en este país. La legislación gala solo autoriza el acceso a tratamientos de reproducción médica asistida a matrimonios y parejas no casadas que acrediten una relación formal de al menos dos años de vigencia y a las que se les haya diagnosticado previamente un problema de infertilidad. Por lo tanto, las parejas lesbianas y las mujeres solteras quedan excluidas del marco regulado por la ley, ya que en estos casos la maternidad es considerada por el derecho francés como un deseo o una satisfacción personal.

Ante la imposibilidad de convertirse en madres en Francia, muchas mujeres que responden a esos patrones, residentes sobre todo en el centro y sur del país, optan por viajar hasta la capital guipuzcoana para someterse a tratamientos de reproducción asistida. De hecho, en algunas clínicas, las pacientes francesas suponen ya el 41% de los tratamientos practicados.

IVI San Sebastián abrió sus puertas en 2014 y desde entonces ha incrementado un 67% el número de pacientes procedentes del otro lado de la muga. «En el 2016 atendimos a 250 mujeres francesas y en 2017 superaremos esa cifra», afirma la doctora Lure. El departamento de ginecología y obstetricia de Quirón Salud Donostia atiende desde hace veinticinco años a pacientes de origen francés. «En la actualidad representan un 20% de nuestro volumen de trabajo», asegura la doctora Mandiola, directora de reproducción asistida.

La cifra

250 mujeres con residencia en Francia fueron atendidas en IVI San Sebastián en 2016, una de las clínicas de reproducción asistida. 113 eran solteras o parejas lesbianas.

Los centros médicos de Donostia especializados en medicina reproductiva están preparados para atender las necesidades y demandas de este colectivo de mujeres. Aunque las clínicas guipuzcoanas de reproducción asistida tienen prohibido por ley anunciarse en el país vecino por ser extranjeras, el boca a boca y la buena reputación de los centros han bastado para que se incremente la demanda de este tipo de servicios. Zuatzu Klinika recibe en su consulta a una media de cinco pacientes de origen galo al mes. «La página web está traducida al francés y todo el personal sanitario y de atención al público habla y escribe este idioma con fluidez», subraya la doctora Sonia Cornago. Es un requisito imprescindible para trabajar en este centro sanitario y es también una exigencia para los trabajadores del resto de clínicas de reproducción asistida de la capital guipuzcoana. «Quien no sabía francés, lo ha tenido que aprender», precisan desde Quirón Salud.

La tecnología como aliada

«Las mujeres francesas que acuden a nuestra consulta precisan de más mimo y cariño que el resto de pacientes», remarca la doctora Lure, para quien la tecnología se ha convertido en aliada para salvar la distancia física entre médico y paciente en las múltiples consultas que se precisan durante los tratamientos. «Tengo consultas vía ‘skype’ y respondo a diario a numerosos correos electrónicos de mujeres inquietas, con dudas lógicas que surgen durante un tratamiento de estimulación ovárica o los días posteriores a la inseminación». Es tal el volumen de pacientes francesas que atiende, que acostumbra a abrir un sábado al mes para responder a sus necesidades.

«Tengo consultas vía ‘skype’ y respondo a diario a numerosos correos electrónicos», asegura la doctora Lure

En las clínicas Zuatzu o Quirón, el personal habla francés o «ha tenido que aprenderlo»

Los tratamientos de fecundación tienen un coste medio variable, que oscila entre los 1.000 y los 10.000 euros. El número de desplazamientos que tienen que hacer a Donostia depende de las características del tratamiento, del perfil de cada mujer y del centro médico al que se acuda. Además, en caso de embarazo, el seguimiento durante los nueve meses se realiza bien en el centro en el que se ha desarrollado el proceso de reproducción asistida, o bien en la ciudad de origen de la paciente si la mujer tiene la posibilidad de que un ginecólogo de confianza supervise el buen desarrollo de su gestación.

Cambios en la ley francesa

El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció el pasado mes de septiembre su firme determinación de modificar la vigente ley de bioética para autorizar el acceso a tratamientos de fecundación a todas las mujeres. Los centros médicos de reproducción asistida de Donostia acogen esta novedad con cautela porque «no es la primera vez que se anuncia un cambio en la legislación del país vecino y luego no se cumple», puntualiza la ginecóloga Sonia Cornago.

Si finalmente se modificara dicha ley, es muy posible que las consultas en estas clínicas donostiarras puedan sufrir un descenso en sus pacientes de origen francés. «No nos preocupa, lo asumiremos sin ningún problema. Habrá algunas mujeres que recurran allá a la sanidad pública, pero otras muchas seguirán acercándose a Donostia», señalan desde Quirón Salud. Del mismo modo, la especialista en reproducción asistida de Zuatzu Klinika asegura que están tranquilos porque «el volumen de pacientes francesas no es el que mantiene el negocio». No obstante, desde IVI San Sebastián pronostican que descenderá el volumen de trabajo, aunque creen que «muchas mujeres seguirán acudiendo a Donostia para evitar las listas de espera en la sanidad pública gala».

Todas las especialistas en ginecología y obstetricia consultadas coinciden al afirmar que «como médicos, nuestro deseo es que todo el mundo tenga la oportunidad de ser madre. Además, sorprende que siendo Francia un país con una tradición histórica tan liberal, su actual ley de reproducción asistida continúe todavía vigente». Por el momento, Gipuzkoa seguirá siendo para muchas mujeres francesas la única alternativa a su alcance para cumplir el sueño de tener descendencia.