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Junio es el Mes Internacional de la Fertilidad.



El 4 de junio celebramos, el Día Internacional de la Fertilidad, una fecha muy importante para nosotros y en la que destacamos la importancia de prevenir la infertilidad, cada vez más frecuente y menos tabú.

Recordemos… ¿Qué es la infertilidad y a quiénes afecta?

Considerada enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la infertilidad se refiere a aquellos casos en los que, tras más de un año manteniendo relaciones sexuales sin protección -o 6 meses en el caso de las mujeres mayores de 35 años-, no se consigue el embarazo o este se interrumpe de forma involuntaria.

La infertilidad afecta, hoy en día, a entre un 15% y un 17% de las parejas en edad reproductiva. Es decir, aproximadamente una de cada seis parejas presenta problemas para tener descendencia de manera natural.

Y no es exclusiva del hombre o de la mujer sino que, en ella, igual que en la relación de pareja, deben involucrarse ambos. La infertilidad puede tener su origen en el factor masculino en un 35% de los casos, en la parte femenina de la pareja en otro 35% de los casos, en un 20% de las parejas puede aparecer como consecuencia de una causa mixta y en el porcentaje restante puede responder a una causa completamente desconocida.

Proteger la fertilidad: La importancia de la prevención

Cada mujer nace con un número determinado de óvulos, que irá perdiendo a lo largo del tiempo desde que comienza la menstruación y hasta la llegada de la menopausia. Mes a mes, un nuevo óvulo madura y, si no es fecundado, se pierde con la menstruación.

A los 35 años comienza el declive reproductivo con un notable descenso en la cantidad y la calidad de los óvulos. A los 40, la fertilidad decae de forma más acusada, provocando un acusado descenso del porcentaje de posibilidades de quedar embarazada.

Aunque cada vez se habla más de ello y empieza a haber mayor grado concienciación social, no siempre nos damos cuenta de que los años de mayor desarrollo profesional y durante los que tratamos de encontrar cierta estabilidad -económica, pareja, etc.-, es decir, entre los 20 y los 30 años, son justo la época en la que en mejores condiciones se encuentra el cuerpo de la mujer para poder concebir.

No obstante, muchos casos de infertilidad se podrían prevenir. Lo más común es que nos encontremos con problemas de fertilidad ocasionados por la edad, tales como no tener una pareja estable con la que nos propongamos tener un hijo, estar en pleno desarrollo de una carrera profesional prometedora, tener un empleo que dificulte la conciliación familiar y personal… Estas son solo algunas de las razones que pueden llevar, a día de hoy, a una mujer a posponer su maternidad hasta que llegue el momento que más se adecúe a sus circunstancias personales.

Gracias al avance en los tratamientos y técnicas de reproducción asistida, como decimos, hoy en día se puede prevenir la posible infertilidad del futuro actuando en el presente. Mediante la congelación de óvulos, la mujer puede preservar su fertilidad y ser madre con sus propios óvulos en el momento que ella desee, sin necesidad de preocuparse por el imparable tic-tac del reloj biológico.

Este mes, más que nunca, animamos a todas aquellas mujeres que, por unos u otros motivos deseen posponer su maternidad, a preservar su fertilidad, para que puedan convertirse en sus propias donantes en el futuro y así se eviten problemas y preocupaciones innecesarios.