Un 15% de la población en España no es fértil, según informa el equipo del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, y aunque las alteraciones genéticas u hormonales son determinantes, numerosos estudios relacionan la infertilidad con el estilo de vida y, por supuesto, con la alimentación de la pareja. Es imprescindible reducir los niveles de estrés y realizar algunos cambios en la dieta, teniendo en cuenta que los efectos serán notables a partir del tercer mes. Algunos alimentos contribuyen a mejorar las posibilidades de un embarazo debido a sus propiedades beneficiosas para nuestro organismo. Para ello, es esencial que introduzcas en tu dieta:
Omega 3 (DHA, EPA Y DPA), componente propio de mariscos, salmón, sardinas, estornino, nueces y aguacate, entre otros. Se recomienda tomar 100 gr/día. de pescados ricos en este nutriente. El omega-3 también es importante para el desarrollo del cerebro y ojos del bebé y podría traer muchos otros beneficios al embarazo, como reducir el riesgo de parto prematuro, de preeclampsia y aminorar la depresión. Una dieta rica en ácidos grasos omega-3 podría ayudar a regular la ovulación, mejorar la calidad de los óvulos e incluso retrasar el envejecimiento de los ovarios y ayudan a la maduración de los espermatozoides en el caso de la fertilidad masculina.
Hierro, presente principalmente en las proteínas animales y las legumbres. Incrementa las reservas de hierro de tu organismo antes de quedar embarazada, especialmente si tus periodos son abundantes, ya que el sangrado mensual es una fuente constante de pérdida de hierro. Consume alimentos ricos en hierro junto con vitamina C, como un zumo de naranja. Estar baja en hierro en el embarazo no solo podría afectar a tu bebé, también te pone en riesgo de anemia y deficiencia de hierro durante el embarazo y en el posparto, especialmente si pierdes sangre durante el parto. La anemia causa que los glóbulos rojos estén por debajo del normal, lo cual te deja sin energías y muy cansada.
Calcio y Vitamina D, típicos de los productos lácteos, los frutos secos como las almendras y las nueces y las verduras de hoja verde grande como las espinacas o los berros. El calcio es uno de los nutrientes esenciales para las mujeres durante toda la vida y de forma especial durante el crecimiento y doblemente importante en el camino para ser madre. Sin embargo, el calcio también es importante en los momentos previos al embarazo porque una buena salud ósea y resistencia física ayudará a aumentar la fertilidad femenina. Come más leche, sobre todo fermentados como el yogurt, el kéfir, queso, se potenciarán las funciones de tu sistema reproductor.
Ácido fólico, presente en verduras de hoja verde, cereales integrales, las legumbres, el plátano, los huevos o el requesón. Es importante que tomes vitaminas prenatales para reducir el riesgo de defectos en el tubo neural del feto (espina bífida). La mayoría de los expertos recomiendan que toda mujer comience a tomar ácido fólico al menos de un mes a tres meses antes de empezar a buscar un embarazo.
Zinc, elemento que juega un papel esencial en la movilidad del espermatozoide para su llegada al óvulo y muy común en alimentos como el salmón, las semillas de calabaza, el chocolate negro, el germen de trigo, los garbanzos o el jengibre.
Selenio, presente en huevos, carnes, pescados y frutos secos. Estos minerales, zinc y selenio, contribuyen al desarrollo saludable del esperma, se recomienda tomar con tres meses de antelación para reforzar la calidad del esperma, ya que es necesario todo ese tiempo para que se desarrolle un esperma sano.