El Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) es una técnica que se puede asociar a los ciclos de FIV y que tiene como objetivo detectar la presencia o ausencia de determinadas anomalías genéticas o cromosómicas en los embriones antes del momento de su transferencia dentro del útero.
Consiste en la biopsia o extracción de una célula del embrión en sus primeras fases de desarrollo, habitualmente en el tercer día de cultivo. Las células extraídas son analizadas para valorar la presencia de determinadas características genéticas o cromosómicas. Una vez conocido el diagnóstico genético o cromosómico, los embriones valorados como normales serán seleccionados para su transferencia o congelación, y los anormales serán definitivamente descartados.
El DGP es una potente herramienta para evitar la transmisión de enfermedades o anomalías genéticas y cromosómicas a los futuros hijos, para evitar en determinados casos abortos espontáneos y para mejorar la eficiencia de los programas de Fecundación In Vitro.
En los ciclos de FIV con DGP tiene lugar, por lo tanto, una doble selección de los embriones transferidos: a nivel morfológico y a nivel cromosómico. Esto permite aumentar las posibilidades de embarazo en la FIV, ya que se minimiza el riesgo de transferir embriones cromosómicamente anormales, que tienden a no implantar o a producir abortos de forma espontánea.
Así pues, y aunque con algunas limitaciones, el DGP es una técnica con un gran potencial diagnóstico.
De todos modos, el DGP no elimina la necesidad de realizar el diagnóstico prenatal.