n mi última revisión reciente hubo unas palabras de mi médico, que me llenaron el corazón de paz y me disiparon ese nudo que llevaba instalado como siempre sucede cuando toca esa clase de visitas con la eco de rigor: ” ni rastro de la endometriosis “. No quiere decir que no esté, pero al menos no lo hace en la molesta presencia de quistes que me llevan a laparoscopias como métodos menos invasivo para desalojarlos .
Lógicamente eso también nos daba a mi marido y a mi un hálito de esperanza de cara a ese nuevo proyecto que tenemos en vista ( pasadas las vacaciones y calculados los ahorros que debemos hacer previamente ) para escribir de nuevo a esa cigüeña que acompaña a todos los papis durante nuestros tratamientos para conseguir alcanzar la meta de la paternidad otra vez.
Para finales de este año inicios del próximo , cuando especulamos que podremos afrontar los costes monetarios y psicológicos de una nueva ” empinada cuesta de banderillas y punciones “, transferencias esperas y noticias, deseamos empezar la andadura acompañados por la ciencia que en nuestro caso, es imprescindible . Viene a ser ese certificado urgente que tenemos que postear si o si para conseguir un nuevo embarazo.
Y junto a la incertidumbre que imagino acompaña también en los procesos naturales de procreación, en los casos como el nuestro en el que hay tantos elementos incógnitas, tantas emociones y sentimientos implícitos , hay una palabra que me preocupaba muchísimo. ESTRÉS. Ese compañero indeseable que resulta ineludible y con el que , por un tiempo, se tiene que aprender a convivir.
Es por eso que esta interesante noticia que he encontrado hoy, no puede mas que darme un tremendo respiro. Son como esa clase de alas que de repente te colocan sin saber ni como ni cuando y que te dan la energía para emprender el despegue con ilusión y energías . La comparto con todos vosotras porque creo que os resultará igual de alentadora