Hola a todos los futuros papás y mamás, he encontrado esta publicación ¿qué os parece?
Soy María Peña, psicóloga sanitaria y colaboradora de ASPROIN. En esta entrada me gustaría hablar de un sentimiento habitual en las personas que están en el búsqueda de tener hijos y que tienen dificultades para conseguirlo. Aunque es frecuente, continua siendo un tema tabú, y muchos de quienes la sienten se sienten mal con ellos mismos y culpabilizan.
Estamos hablando de la ENVIDIA. Parece que cuando estamos metidos en este viaje, y caminamos por la calle, vemos carritos de bebés por todas partes, mujeres embarazadas, nos llegan noticias de amigos o familiares anunciando que van a ser padres, etc. En estos casos, suelen abordarnos la negatividad y tener pensamientos como “para todo el mundo resulta fácil quedarse embarazada”, o “somos los únicos que no conseguimos tener un hijo”, o “siempre me han costado las cosas en la vida”.
Lo primero que me gustaría aclarar es que estos sentimientos de envidia son totalmente normales. Cuando se está poniendo todas las ilusiones en un proyecto, y se tarda más de lo esperado en lograrse, es normal sentirla en cierto grado. Dicho esto, es importante que diferenciemos entre dos tipos de envidia:
La envidia, llamada “sana” es el sentimiento cuando no tenemos algo que los demás sí tienen. En este caso, un hijo, o quedarse embarazada. Cuando sentimos este tipo de envidia, nos suele movilizar a la acción, a adoptar una posición sobre uno mismo y centrarse en lo que queremos.
En cambio, quienes sienten envidia “insana”, experimentan pensamientos y sentimientos hacia quienes han conseguido lo que ellos quieren. Es decir, en lugar de centrarse en el embarazo o hijo, se centran en el odio o enfado hacia quien sí ha conseguido quedarse embarazada, o formar una familia. Sintiéndose en una situación desequilibrada, o de tener “excesiva mala suerte”.
La envidia entendida de manera “insana” no moviliza los esfuerzos hacia uno mismo, sino que despierta sentimientos negativos hacia los demás, como odio o rabia. Cuando ocurre este caso, alegría cuando el otro ha perdido lo que tenía, o cuando se imagina que le pasa algo malo. Por ejemplo, alegrarse cuando una persona que estaba embarazada ha sufrido un aborto.
Por otra parte, cuando se siente “envidia sana”, muchas veces podemos sentir odio o tristeza hacia nosotros mismos. Podemos sentirnos menos válidos que los demás, o percibirnos culpables por no habernos dado cuenta antes, por ser la persona diagnosticada, etc.
Es importante pararnos y analizar estos pensamientos negativos y distorsionados. Estos pueden ser fruto del desgaste o malestar de la situación. Analizarlos de manera objetiva y racional, para que no nos limiten ni atrapen en una situación. De esta forma, emplear los esfuerzos hacia qué se puede hacer para conseguir lo que se quiere. Por ejemplo, plantearse opciones alternativas para ser padres.
Si el proceso nos está desgastando, y no conseguimos librarnos de este malestar, puede ser el momento de pedir ayuda de un profesional de la psicología, para que nos ayude a encontrar en nosotros mismos recursos para afrontar esta situación. Si este es tu caso, o tienes alguna cuestión que te gustaría que comentemos, no dudes en ponerte en contacto conmigo.