Cuando seguimos un tratamiento de reproducción asistida, a veces nos sentimos meros espectadores en lugar de los protagonistas de esta maravillosa experiencia de buscar un hijo y esto nos genera impotencia. Pero sí hay cosas que podemos y debemos hacer para ayudar a la naturaleza, o al menos no ponerle trabas.
I.- La primera de ellas es llevar una vida sana evitando todos los enemigos naturales de la salud: café, tabaco, alcohol y otros tóxicos cuidando nuestra alimentación, evitando grasas y aumentando el consumo de alimentos que contengan vitaminas y especialmente acido fólico Incrementando el ejercicio suave preferentemente al aire libre, descansando las horas correctas.
II.- La segunda y casi más importante, es adoptar y mantener un estado emocional correcto. Este consiste en: tener la ansiedad bajo control, pensar en positivo y confiar en el éxito del tratamiento, pero desde una postura realista y madura. Lograr ese estado emocional correcto es complicado.
El control de la ansiedad, aún siendo difícil, está relativamente a nuestro alcance si huimos de los estimulantes, nos ejercitamos en técnicas de relajación, yoga, meditación, tai chi u otras disciplinas de control mental y decidimos acabar con las prisas, ralentizando nuestra vida y reconociendo que en una hora solo caben 60 minutos nos guste o no.
Pero modificar y hacer positivo el pensamiento y la actitud no sólo es cuestión de claridad mental sino también de disciplina y voluntad. Lo primero es analizar cual es nuestra postura respecto al posible embarazo.
¿Nos hace muchísima ilusión y estamos dispuestos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para conseguirlo?
¿Qué pasa si no nos quedamos enseguida: nos disgustamos pero seguimos y no pasa nada o por el contrario nos moriremos del disgusto?
¿La ansiedad nos consume hasta el punto de querer abandonar?
¿Estamos obsesionados con ello hasta el punto de que casi no nos importa ninguna otra cosa?
¿Hemos convertido el “Proyecto Padres” en el centro de nuestras vidas?
Y lo más importante… ¿Queremos tener un hijo o queremos vivir la experiencia de ser madres/padres? Es decir: ¿quiero tener un hijo, para completarme, para tener sentido, para ser como todo el mundo o quiero disfrutar de la experiencia de tener un bebe en casa, de compartir con mi pareja la experiencia de criarlo, educarlo, quererlo, y prepararle para que vuele solo cuando llegue el momento? Lo ideal es desear fervientemente llegar a ser padres, verlo como un proyecto vital muy importante y estar dispuestos a poner todo el empeño en lograrlo pero al mismo tiempo sentir plenamente que si no se llegara a lograr no se acabaría el mundo. Creer que ese futuro bebe es lo único que nos traerá toda la felicidad o a la inversa, que no podremos ser felices si no llega a venir es la postura más incorrecta y más perjudicial desde el punto de vista emocional con que se puede afrontar un tratamiento.
Nuestra vida es ahora y ahora tiene que tener sentido por sí misma, tiene que gustarnos, hacernos feliz. Solo así podremos establecer la necesaria distancia que separa una ilusión de una obsesión. Si caemos en la cuenta de que nuestra actitud no es la correcta y deseamos modificarla tendremos que conocer que pensamientos o creencias subyacen a esa postura que tenemos. Porque sentimos conforme pensamos y nuestras actitudes se basan en creencias y juicios de valor. Así que si nuestra conducta o actitud no es la correcta lo único que podemos hacer para modificarlas es cambiar nuestra forma de pensar.
Entre las creencias ocultas más frecuentes relativas al embarazo están:
-Si no consigo tener hijos no seré una mujer completa.
-Nunca pasaremos de ser pareja a ser familia, luego mi familia estará incompleta.
-Necesito ese hijo para que todo tenga sentido.
-No consigo el embarazo como castigo por mis variadas culpas (haber retrasado la búsqueda por razones profesionales; haber abortado hace tiempo; haber tomado la píldora durante mucho tiempo; por ser egoísta y no estar segura de si seré una buena madre….)
Yo es que soy una mujer de mala suerte, a mí siempre me pasa todo lo malo, luego es normal que tenga muchas dificultades en lograr el embarazo.
Si reconocemos alguna de las creencias mencionadas anteriormente debemos modificar nuestro pensamiento: buscar nuestros puntos fuertes, ser más abierto a los piropos y buena opinión de los demás sobre nosotros, revisar todas las cosas buenas que hay en nuestra vida, identificar si nosotros mismos estamos boicoteando nuestro bienestar exigiéndonos mucho, culpándonos demasiado, queriendo ser quienes no somos… Debemos fomentar nuestra autoestima en resumen. Sentir que somos seres humanos válidos y completos por nosotros mismos, con todo el derecho a ser felices.
III.- El tercer punto, el de la confianza en el éxito del tratamiento es también de la mayor importancia. Se han hecho estudios donde se ha visto una correlación positiva entre las altas expectativas de éxito en las pacientes de tratamientos y la tasa de embarazo. Quizá porque la confianza fomenta el bienestar emocional, la liberación de endorfinas y ayuda al equilibrio hormonal que es necesario para lograr la gestación. Asi que es importante fomentar la comunicación con el equipo médico, hablar abiertamente de lo que nos preocupa, confiar en ellos y en su buen hacer. De modo que sí podemos ayudar a la ciencia y la naturaleza. Seamos optimistas, seamos felices, cuidemos nuestra salud y bienestar físico y emocional y disfrutemos de la vida como es ya hoy. Si viene el niño será maravilloso y si no llegar a venir, nuestra vida ya será de por si válida y satisfactoria.
Amalia Bayonas, Psicologa de fiv Valencia.
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