De manera natural, la unión del ovocito con el espermatozoide se produce en las trompas de Falopio de la mujer, lugar donde queda alojado el ovocito tras la ovulación. La vida media de un ovocito es de unas 24h y “espera” en la trompa del lado correspondiente a donde se ha producido la ovulación a ser fecundado por un espermatozoide. Si no se produce dicha fecundación, el ovocito continúa su camino por la trompa y no tendrá ningún efecto. Si se da la fecundación, el futuro embrión con el paso de los días irá descendiendo hasta el útero, lugar donde se producirá todo el desarrollo embrionario y fetal, y que está preparado para acoger al embrión y permitir su nutrición y crecimiento.
Puede ser que el procedimiento de descenso del embrión de las trompas al útero no se dé correctamente. A la complicación del embarazo en la que el óvulo fecundado se implanta fuera del útero se le llama embarazo ectópico.
Posibles síntomas que aparecen cuando una mujer tiene este tipo de embarazo son: dolor abdominal y en el hombro, náuseas, mareos, hemorragias.
El embarazo ectópico comprende riesgos ya que el crecimiento fuera del útero podría afectar a la morfología de otras estructuras y dañarlas. Lo más normal es que se dé en las trompas de Falopio, lugar donde se produce la fecundación, y que por cualquier motivo el embrión no se desplace hasta el útero. Por este motivo a veces también reciben el nombre de embarazo tubárico.
En lo que hace referencia a los embarazos obtenidos mediante técnicas de reproducción asistida, hay ciertos estudios que confirman que el proceso de estimulación ovárica podría ser un factor más a tener en cuenta en el posible riesgo a que se produzca un embarazo ectópico, ya que este reduce la receptividad endometrial. Otros estudios también demuestran que al hacer la transferencia de los embriones en ciclos posteriores, es decir, con los embriones congelados, la receptividad endometrial sería mayor y por tanto el riesgo a que se produzca un embarazo ectópico se reduzca.
Cuando se da este tipo de embarazos se ha de recurrir al aborto inducido, ya que el embrión no tiene posibilidades de vivir y la madre puede sufrir daños irreversibles que puedan producirle infertilidad o incluso la muerte. Este puede producirse de manera quirúrgica o química mediante la administración intramuscular de metotrexato que produce la muerte embrionaria.
Es importante detectar a tiempo un embarazo de este tipo para intentar evitar que se produzcan daños estructurales que puedan afectar posteriormente a la fertilidad de la mujer. Aunque se puede convertir en un problema serio, no tiene porqué serlo y si se diagnostica a tiempo puede no tener consecuencias negativas en el cuerpo femenino (sólo el aborto inducido) y en ciclos posteriores volver a intentar el embarazo, ya sea de manera natural o por transferencia embrionaria.
Ánimo familia, que un embarazo ectópico no tire por tierra vuestros sueños, puede ser un bache, pero no una barrera definitiva. ¡Luchad por ello!.
Henar Marín, bióloga especialista en reproducción de lainfertilidad.com