El concepto fertilidad hace referencia a la capacidad que tiene cualquier ser vivo para reproducirse y dar lugar a su descendencia. Para ello, se requiere de la normalidad tanto anatómica como funcional del aparato genital masculino y femenino.
Decimos que existe infertilidad cuando, después de un año de relaciones sexuales regulares y sin protección anticonceptiva, la pareja no consigue un embarazo evolutivo. En ese momento, y tras la consulta con un ginecólogo especializado en medicina reproductiva, la pareja se somete a una serie de pruebas para determinar la posible causa que pueda explicar esa dificultad para la concepción.
Tanto en el hombre como en la mujer existe un control hormonal de la fertilidad. Dichas hormonas se liberan al torrente sanguíneo y tienen un papel fundamental en la reproducción humana de forma que alteraciones en la cantidad o en el momento exacto en que deben ser segregadas podrían explicar la infertilidad.
El estudio hormonal en la mujer, junto con una ecografía tiene como objetivo la valoración de la reserva ovárica. Dicho estudio debe realizarse en condiciones basales, es decir entre el día 3-5 de la regla. Las determinaciones hormonales generales que se realizan son las siguientes:
FSH (hormona folículoestimulante): en la mujer actúa sobre los folículos del ovario estimulando su reclutamiento y crecimiento e iniciando la secreción de la hormona sexual femenina, el estradiol.
LH (hormona luteinizante): controla la maduración de los folículos, la ovulación, la iniciación del cuerpo lúteo y la secreción de progesterona.
Estradiol: en su mayoría es producido por el ovario, más concretamente por las células de la granulosa de los ovocitos.
Cuando se obtienen niveles de FSH y/o estradiol en condiciones basales demasiado altos, debe sospecharse que existe una baja reserva ovárica, por lo que las probabilidades de embarazo espontáneo son menores. Dicha sospecha siempre debe confirmarse mediante una ecografía en la que se realizará un recuento de los folículos antrales.
Es importante mencionar que este análisis hormonal tiene sus limitaciones, ya que puede haber variaciones de unos ciclos menstruales a otros. Por ello, en los últimos años ha caído en desuso y en su lugar se procede a la determinación de la hormona antimulleriana (AMH). Dicha hormona es producida por los folículos antrales y preantrales del ovario y tiene la ventaja de que sus niveles son estables a lo largo del ciclo menstrual. Al igual que se ha mencionado anteriormente, debe realizarse una ecografía basal para ser valorada por su ginecólogo de forma conjunta con los niveles de AMH obtenidos.
A criterio médico y según el caso de cada paciente, también es posible la determinación de hormonas como la progesterona, la testosterona y la prolactina cuyas alteraciones también pueden dificultar el embarazo espontáneo.
En cuanto al hombre, el primer estudio a realizar es el análisis del semen y en aquellos casos en los que haya una alteración muy severa en el número de espermatozoides (criptozoospermia) o una ausencia total de los mismos (azoospermia), puede estar indicada la valoración hormonal del varón. En general, las determinaciones hormonales a realizar son las siguientes:
FSH: en el varón estimula la producción de espermatozoides.
LH: favorece la secreción de andrógenos, principalmente testosterona.
Testosterona: es la principal hormona sexual masculina y es producida por las células de Leydig del testículo.
Niveles bajos de estas hormonas podrían justificar la baja calidad seminal, de manera que el varón sería susceptible de iniciar una terapia farmacológica si el especialista lo considerara conveniente.
Dra. Ana Fabregat farmacéutica, del Instituto Bernabeu.