Una vez que todo ha vuelto a su rutina habitual, y hemos conseguido que la pequeña se adapte a nuestra manera de vivir, hemos querido seguir con el proyecto que teníamos en mente de crear un pequeño bar o taperia en el centro de la ciudad. El local ya lo teníamos, incluso con las vitrinas expositoras de los productos que íbamos a vender, sin embargo, nos sorprendió el embarazo y lo dejamos parado durante un par de años, ahora podemos seguir y estamos más que ilusionados por seguir con nuestra niña y la idea de tener este restaurante para que nos sirva como medio de sustento y estar todos juntos durante muchos más años. Creo que la llegada de nuestra hija ha traído más de un pan debajo del brazo.
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