he leído tu mensaje, y me ha parecido entrañable. Me ha traído muchos recuerdos, porque en mayor o menor medida, todas hemos pasado por esta fase.
Creo que deberías plantearselo a tu marido, y además, estoy convencida de que vas a llevarte una muy agradable sorpresa.
No te sientas cobarde por no tomar esta decisión. Es una decisión dificilísima. Aunque ahora nos veas a todas tan convencidas, también en su día tuvimos nuestras dudas, muchísimas dudas. A mi me asustaban terriblemente los trámites, mientras que los tratamientos me parecía que se solucionaban en apenas dos semanas. Lo que ocurre, es que una vez pones la solicitud, te entra un entusiasmo fuera de lo corriente, y ya no te para ni un muro, y sigues, y sigues y parece que jamás tuviste dudas. Las emociones que te produce el proceso, son exactamente iguales a las de un embarazo, pero más largas. Desde el mismo día en que pones la solicitud, ya te imaginas la cara de tu hijo, y ya le adoras, y es igual que si lo llevaras en tu barriga.
Y no creas que nos sentimos frustradas por no ser madres biológicas, es una cosa increíble como pueden cambiar nuestras sensaciones. Y te aseguro que a los papás les pasa lo mismo, aunque ellos lo manifiesten mucho menos. Mi chico están tan encantado, que cualquier leve comentario le afecta terriblemente, porque sus hijos son intocables.
No tomes ninguna decisión si no estás complentamente segura. Tómate tu tiempo, y hablalo con tu marido. Es mejor tener las cosas muy claras, porque cuando estas en trámites, como ellos no participan de igual forma, te pueden surgir dudas de si querrá o no querrá. Si lo tienes claro desde el principio, las cosas se llevan mucho mejor.
Muchos besitos
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