Este finde he estado en Madrid por temas de trabajo. Y de verdad me he quedado maravillada con la buena educación de la gente sudamericana. Resulta que tuve que subirme varias veces en el metro y por aquello de las casualidades siempre estaba a tope. Yo iba con mi costi y dos maletorros enormes con mercancia para la tienda e imagino que con cara de cansancio, pues bien de las veces que me subí, ” los nacionales” se hicieron los longuis, a nadie se les ocurrio ofrecerme el asiento, solo a estas dos chicas maravillosas sudamericanas que fue verme y llamarme para cederme su asiento y yo muerta de verguenza diciéndoles no gracias y ellas insistiendo, hasta que me vieron sentada. Tanto trabajo cuesta ofrecer un asiento, a personas que van con niños en brazos, ancianos o embarazadas?, jolin hasta que punto ha llegado nuestro ” no querer saber nada del vecino”
Desde aqui les doy las gracias a todas esas personas bien educadas, que ceden sus asientos a aquellos que realmente lo necesitan y como no gracias a esas dos chicas que gustosamente me cedieron su asiento, mi niña y yo se lo agradecemos enormente.
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