Aborto espontáneo
Se trata de la finalización prematura del embarazo de manera natural o espontánea.
Hay diversas causas que pueden provocar un aborto espontáneo. Puede deberse a problemas con el embrión que puede tener algún tipo de anomalía génica que no le permita desarrollarse o implantarse en el útero materno. Estas anomalías pueden venir tanto del óvulo o del espermatozoide (que tuvieran defectos cromosómicos) o generarse tras el fenómeno de la fecundación. Por otro lado existe la posibilidad de que sea el útero el que no permita esa adhesión ya sea por problemas anatómicos, adhesiones uterinas etc. También podría darse debido a infecciones u otras enfermedades de la madre.
Factores externos también pueden causar el aborto espontáneo. Se ha demostrado que diferentes medicamentos pueden afectar negativamente al embrión y provocar su muerte. Ciertas toxinas ambientales como el plomo, arsénico, formaldehído o el consumo de alcohol, tabaco y otros productos estimulantes también pueden aumentar el riesgo de aborto. La cafeína es una sustancia que se metaboliza más lentamente en la mujer embarazada y, además, atraviesa la barrera placentaria siendo causante en ocasiones de aborto espontáneo durante el primer trimestre de embarazo.
No hay que olvidar la posibilidad de que diferentes pruebas diagnósticas relacionadas con el análisis genético del feto, como la amniocentesis o el análisis de las vellosidades coriónicas, puedan aumentar también el riesgo de aborto aunque con un porcentaje bajo.
El aborto de repetición (AR) se define como la pérdida de tres o más gestaciones consecutivas antes de la semana 20 de gestación, siendo el peso fetal ≤ 500 g. No existe consenso entre el número de pérdidas y si éstas han de ser consecutivas o no para aceptar este diagnóstico. Tampoco hay consenso sobre cuantos abortos se tienen que dar para iniciar el correspondiente estudio. Se deben analizar las características personales de cada pareja y sobre esos datos decidir el procedimiento a seguir.