Clamidia
La clamidia es una enfermedad de transmisión sexual (ETS) común, causada por una bacteria. La clamidia puede infectar tanto a hombres como a mujeres y puede causar daños graves y permanentes a los órganos genitales de la mujer.
Las personas contraen la clamidia al tener relaciones sexuales con alguien infectado. “Tener relaciones sexuales” quiere decir tener contacto anal, vaginal u oral. La clamidia se puede transmitir aun cuando el hombre no eyacule. Las personas que han tenido clamidia y han sido tratadas pueden infectarse de nuevo si tienen relaciones sexuales con una persona infectada. La clamidia también se puede transmitir de una madre infectada a su bebé durante el parto.
Síntomas
La clamidia se conoce como una enfermedad “silenciosa” porque la mayoría de las personas infectadas no tiene síntomas. Si estos se manifiestan, es posible que lo hagan varias semanas después del contagio. Incluso cuando no causa síntomas, la clamidia puede dañar los órganos genitales de la mujer.
En las mujeres, la bacteria infecta inicialmente el cuello uterino (la estructura que conecta la vagina o vía del parto con el útero o matriz) o la uretra (el conducto urinario). Algunas mujeres infectadas tienen flujo vaginal anormal o una sensación de ardor al orinar. Las infecciones que no se tratan pueden propagarse al útero y a las trompas de Falopio (los conductos que transportan los óvulos desde los ovarios hasta el útero), y causar enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). La EIP puede ser silenciosa o causar síntomas como dolor abdominal y pélvico. Aun cuando la EIP no presente síntomas inicialmente, puede causar infertilidad (imposibilidad de quedar embarazada) y otras complicaciones más adelante.
Algunos hombres infectados presentan secreción del pene o una sensación de ardor al orinar. También puede ocurrir dolor e inflamación de uno o ambos testículos (conocida como “epididimitis”), aunque esto es menos común.
La clamidia también puede infectar el recto en hombres y mujeres, ya sea a través de la penetración anal o posiblemente por la propagación de la bacteria desde el cuello uterino y la vagina. Aunque a menudo estas infecciones no presentan síntomas, pueden causar dolor en el recto, secreción o sangrado (conocida como “rectitis”).
A menudo, el daño que inicialmente causa la clamidia pasa desapercibido. Sin embargo, las infecciones por clamidia pueden causar problemas de salud graves.
En las mujeres, las infecciones que no se tratan pueden propagarse al útero y a las trompas de Falopio (los conductos que transportan los óvulos desde los ovarios hasta el útero), y causar enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). La EIP puede ser silenciosa o causar síntomas como dolor abdominal y pélvico. Tanto la EIP sintomática como la silenciosa pueden causar daño permanente al aparato reproductor femenino y dolor pélvico crónico, imposibilidad de quedar embarazada y embarazo ectópico (embarazo afuera del útero) que puede provocar la muerte.
En las mujeres embarazadas, la clamidia no tratada ha sido asociada con partos prematuros y puede transmitirse al recién nacido, causándole infecciones de los ojos o neumonía.
Las complicaciones son poco frecuentes en los hombres. A veces la infección puede propagarse al conducto que transporta el semen desde los testículos, causando dolor y fiebre, pero rara vez hace que un hombre no pueda tener hijos.
En las mujeres embarazadas, la clamidia no tratada ha sido asociada con partos prematuros y puede transmitirse al recién nacido, causándole infecciones de los ojos o neumonía. Las pruebas de detección y el tratamiento de la clamidia durante el embarazo son la mejor manera de prevenir estas complicaciones. Todas las mujeres embarazadas deben hacerse las pruebas de detección de la clamidia en la primera visita prenatal.
Diagnóstico
Existen pruebas de laboratorio para diagnosticar la clamidia. Las muestras que comúnmente se utilizan para estas pruebas incluyen la que se toma de la vagina con un hisopo (tomada por la propia mujer o por su proveedor de atención médica) o una muestra de orina.
Tratamiento
La clamidia puede ser fácilmente tratada y curada con antibióticos. Las personas con clamidia deben abstenerse de tener relaciones sexuales durante siete días después de tomar la dosis única de antibióticos o hasta finalizar el tratamiento completo de siete días con antibióticos para evitar contagiar la infección a sus parejas
La recurrencia de la clamidia es común. Las personas cuyas parejas sexuales no han recibido el tratamiento adecuado corren un alto riesgo de volverse a infectar. Tener múltiples infecciones por clamidia aumenta el riesgo de que la mujer sufra graves complicaciones en su salud reproductiva, entre ellas la enfermedad inflamatoria pélvica y el embarazo ectópico. Las mujeres y los hombres con clamidia deben hacerse pruebas alrededor de tres meses después del tratamiento de la infección inicial, independientemente de que crean que sus parejas sexuales hayan sido tratadas exitosamente.
Los bebés infectados con clamidia pueden contraer conjuntivitis (infección de la membrana que cubre los párpados) o neumonía. En los bebés, las infecciones por clamidia se pueden tratar con antibióticos.