Hiperprolactinemia
La prolactina es una hormona segregada por la glándula pituitaria, que está ubicada en la base del cerebro. Circula a niveles bajos en el torrente sanguíneo de las mujeres no embarazadas. Durante el embarazo, el nivel de prolactina aumenta aproximadamente diez veces más y estimula la producción de leche.
La hiperprolactinemia es un trastorno por el cual circula prolactina en exceso en el torrente sanguíneo de las mujeres no embarazadas. La hiperprolactinemia puede producir una variedad de disfunciones reproductivas, incluyendo la producción inadecuada de progesterona durante la fase lútea posterior a la ovulación, la ovulación y menstruación irregular, la ausencia de menstruación, y la galactorrea (secreción de leche de las mamas en una mujer que no se encuentra en período de lactancia). Se debería medir el nivel de prolactina de las mujeres que experimenten estos trastornos. La secreción de prolactina puede aumentar levemente con el sueño, el estrés, el coito, el ejercicio, la estimulación de los pezones, la ingesta de ciertas comidas, y el embarazo. Si el nivel de prolactina de una mujer es elevado en la primera medición que se realiza, se deberá obtener y analizar una segunda muestra en ayunas, y cuando la misma no esté estresada. Las elevaciones de prolactina confirmadas deben ser evaluadas.
Causas de hiperprolactinemia
Una historia clínica, un examen físico, y los estudios por imágenes tales como la resonancia magnética (RM) o la tomografía axial computada (TAC) de la glándula pituitaria, pueden identificar la mayoría de las causas del exceso de prolactina. Las cicatrices quirúrgicas y otras irritaciones de la pared torácica (herpes, por ejemplo) pueden desencadenar la secreción de prolactina excesiva. Una cantidad de medicamentos, más notablemente algunos tranquilizantes, medicamentos para la hipertensión, y los antinauseosos pueden conducir a la secreción de prolactina excesiva. Los anticonceptivos orales y las “drogas recreacionales”, tales como la marihuana, también pueden conducir a un leve aumento de la prolactina. El hipotiroidismo primario, un trastorno en el cual se produce una cantidad inadecuada de hormona tiroidea, es el trastorno médico más común que puede causar hiperprolactinemia. El tratamiento del hipotiroidismo con hormona tiroidea puede corregir la hiperprolactinemia. En pocos casos, otros trastornos médicos tales como la disfunción renal crónica, pueden ser los responsables de la hiperprolactinemia. Por último, los tumores de la glándula pituitaria y las lesiones que comprimen el eje hipotalámico-pituitario pueden causar hiperprolactinemia. Estos tumores generalmente pueden identificarse mediante imágenes de RM o TAC en el 30-40 por ciento de las mujeres con hiperprolactinemia. En aproximadamente el 30 por ciento de los casos, la hiperprolactinemia es inexplicable.
Tratamiento de la hiperprolactinemia
La bromocriptina ha sido, durante años, la droga principal utilizada en el tratamiento de la hiperprolactinemia. Actúa suprimiendo la producción de prolactina. La dosis inicial utilizada es de 1,25 a 2,5 mg cada noche, y se debe ir aumentando lentamente hasta que los niveles de prolactina vuelvan a un índice normal. Las dosis más elevadas generalmente se requieren para suprimir la secreción prolactínica de tumores pituitarios más grandes. La ovulación y la menstruación generalmente vuelven a la normalidad, aproximadamente seis semanas después de haber normalizado los niveles de prolactina. El tratamiento de la galactorrea requiere más tiempo y no es tan sencillo de resolver. El tratamiento, generalmente, debe continuarse hasta que ocurra el embarazo, momento en el que debe suspenderse la bromocriptina. Cuando hay ausencia de embarazo, la terapia se continúa durante unos dos años o más debido al alto índice de recurrencia de los síntomas, una vez interrumpida la medicación. La efectividad de la bromocriptina, para controlar la hiperprolactinemia debida a tumores pituitarios, ha reducido en gran medida la necesidad de cirugía y radiación en el tratamiento de estos trastornos. Los efectos colaterales asociados con la bromocriptina generalmente se resuelven dentro del primer mes de uso. Los efectos colaterales iniciales más comunes son: sensación de vacío en la cabeza, mareos al levantarse (hipotensión ortostática), náuseas y jaqueca. Otros efectos colaterales incluyen congestión nasal, estreñimiento, calambres abdominales, fatiga y vómitos. Los efectos colaterales se pueden minimizar aumentando lentamente la dosis para aumentar la tolerancia. La bromocriptina también puede administrarse por vía vaginal a la hora de acostarse.
La droga que recientemente se ha convertido en el tratamiento de elección de esta entidad es la cabergolina, ya que puede utilizarse una a dos veces por semana, es muy potente, y tiene menos efectos colaterales que la bromocriptina, por lo que es mejor tolerada. En caso de embarazo, también debe suspenderse la medicación. La única excepción sería la existencia de un tumor grande (macroadenoma) en la hipófisis, ya que existe el riesgo de crecimiento durante el embarazo.
La hiperprolactinemia es un problema clínico común. Se observa hasta en un tercio de pacientes con ausencia de menstruación y hasta en un 90 por ciento de mujeres con galactorrea. Para algunas de estas mujeres, lo apropiado es mantener una conducta expectante; para otras, el manejo médico es altamente satisfactorio.