Malformación Mülleriana
Es el resultado del desarrollo anormal de los conductos de Müller, que son los encargados de formar el aparato reproductor femenino durante el desarrollo fetal.
Según la clasificación de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, algunas de las malformaciones uterinas más comunes son:
1. Agenesia mülleriana o ausencia de útero. Esta condición es poco común y se caracteriza por la ausencia de los conductos de Müller, que en el desarrollo embrionario dan lugar al útero. La agenesia mülleriana es la más severa de las malformaciones uterinas y a menudo está acompañada de problemas en el desarrollo del cuello cervical y la vagina.
2. Útero unicorne. Sólo uno de los conductos de Müller se desarrolla, por lo que el útero es de la mitad de su tamaño normal y la mujer sólo tiene una trompa de Falopio.
3. Útero doble o didelfo. Ambos conductos de Müller se desarrollan pero no se llegan a fusionar, por lo que la paciente tiene dos cavidades uterinas, cada una con su propio cuello uterino y su propia vagina. La mujer puede tener dos o más embarazos simultáneos en ambos úteros, que no tienen ninguna comunicación entre sí.
4. Útero bicorne. Debido a una fusión incompleta de los conductos de Müller, el útero tiene una depresión en su parte superior, por lo que en vez de tener la forma usual de pera tiene forma de corazón.
5. Útero septado. Ésta es la malformación uterina más frecuente, con una prevalencia superior al 50 por ciento. En ésta, el interior del útero está dividido por una pared o septo que comienza en la parte superior de la cavidad uterina y se puede extender hasta el cuello cervical.
6. Útero arcuato. Es una variante del útero septado en que el septo es mucho menos pronunciado. Por lo general, las mujeres con útero arcuato no tienen problemas de fertilidad.
7. Útero en forma de T. Esta malformación es la menos frecuente y tiene lugar en hijas de mujeres que tomaron dietilestilbestrol durante el embarazo. Éste estrógeno sintético se retiró del mercado en 1975, sin embargo, fue muy utilizado durante alrededor de una década para disminuir el riesgo de aborto en el primer trimestre del embarazo.