El deseo de ser padres cuando aparecen dificultades biológicas o simplemente la solidaridad frente a la trágica situación de tantos miles de niños son motivos suficientes para poner en marcha nuestra generosidad.
A veces la única, después de agotar cualquier otra esperanza de ser padres, pero también son muchas las personas y parejas que deciden adoptar por motivos muy distintos, incluso después de haber tenido hijos. La cuestión es que a pesar de tener que someterse a las lógicas dificultades burocráticas para garantizar el bienestar del niño, y a otras, no menos importantes, para conseguir una buena adaptación familiar, los resultados hablan por sí mismos, esos miles de casos han sido la mejor oportunidad en la vida de cada uno de los niños adoptados y de cada una de las familias adoptantes.
¿Tienes miedo?
Es lógico, el proceso de adopción hay que seguirlo paso a paso y siempre habrá una mano que te guíe:
1º. Una sesión informativa. En la que los Servicios Sociales de tu Comunidad resolverán todas tus dudas y te indicarán el modo de iniciar los trámites.
2º. Un estudio de idoneidad. En el cual deberás someterte a diversas entrevistas y visitas domiciliarias para saber si las condiciones psicosociales que puedes ofrecer son las idóneas para responder a las necesidades del adoptado.
3º. La propuesta de adopción. Mucho antes de llegar este momento habrás resuelto todas tus dudas y, si los informes profesionales de la Comisión de adopción son favorables, será porque hay garantías suficientes para poder presentar al juez esa propuesta de adopción.
La mayoría de las adopciones se producen en China, Rusia y Etiopía. Los padres adoptivos tienen que desplazarse al país de origen del niño para recoger al pequeño que les ha sido asignado y, una vez cumplidos todos los trámites, la familia puede regresar a España. La edad de los niños es variable, pero, aproximadamente, siete de cada diez son menores de dos años y, aunque el 25% padecen alguna patología, éstas suelen ser de poca importancia. Las más comunes: los retrasos leves en el desarrollo, la desnutrición y los parásitos.