El número de mujeres solas que acuden a un banco de esperma para ser inseminadas ha aumentando un 200% en los últimos cinco años, un colectivo que supone alrededor del 35% de todas las mujeres que se someten a un tratamiento de inseminación artificial. Así lo ha asegurado este martes en rueda de prensa el doctor Buenaventura Coroleu, jefe de Medicina de la Reproducción del Instituto Universitario Dexeus de Barcelona, quien ha destacado que la mujer sin pareja solicita cada vez más este tipo de tratamiento, porque además la ley lo permite. No obstante, la crisis está afectando a la demanda de tratamientos de fertilidad, que no está registrando «un incremento tan importante» como en los últimos años, según ha explicado el doctor Antonio Requena, director médico del grupo IVI. Así, casi cuatro de cada diez parejas que se someten a una técnica de fecundación in vitro abandona el tratamiento tras el primer intento fallido cuando antes lo hacía menos de un 20 por ciento.
Los expertos achacan el aumento de la tasa de abandono a la crisis, además de al «gran estrés» que producen este tipo de tratamientos, que sigue siendo el primer motivo para no continuar. También el consumo de fármacos asociados a los tratamientos de fertilidad ha experimentado un descenso del 15% en los últimos dos años. Una inseminación artificial cuesta entre 800 y 1.000 euros, una fecundación in vitro, entre 4.000 y 5.000, y una donación de ovocitos, de 5.000 a 6.000 euros. Estos precios no han aumentado desde que comenzó la crisis, ha señalado el doctor Requena, quien ha destacado los esfuerzos en financiación que están realizando las clínicas.
Una tasa de éxito del 50%
El menor acceso a los tratamientos se produce también a pesar de que el porcentaje de éxito es cada vez mayor.
Actualmente, la tasa de embarazos se sitúa en torno al 50% frente al 30-35% de hace años. Entre el 14 y el 15% de las parejas españolas -unas 500.000 personas- tienen problemas de fertilidad, pero solo entre el 50 y el 60 por ciento se someten a una técnica de reproducción asistida. El perfil de la mujer que demanda tratamiento también ha cambiado, ya que cada vez es mayor, algo que los doctores justifican con que la mayoría son mujeres mayores o parejas homosexuales y con el mayor poder adquisitivo de las mujeres de más edad que las más jóvenes. Además, según ha explicado el doctor Requena, aunque el perfil de éstas es amplio, es frecuente que vayan acompañadas de sus madres, que se revelan como un «apoyo muy activo y muy positivo».
Este grupo de pacientes es muy sensible a los embarazos múltiples, que intentan evitar por encima de todo, por el «desgaste físico, psíquico y económico» que para ellas representa, ha señalado el doctor Coroleu. La preservación de fertilidad (guardar óvulos o esperma con vistas al futuro) no es una técnica muy extendida en España, si bien los doctores coinciden en que es una alternativa a la infertilidad, aunque no sea la única. Ambos doctores apuestan, además, por potenciar de manera importante esta acción en las mujeres jóvenes con cáncer que deben ser sometidas a quimioterapia, y han considerado que los oncólogos deberían «entrar en esa dinámica».