En los tiempos actuales, cada vez es más frecuente que una mujer o una pareja recurran a la donación de semen para tener un hijo. En algunos casos por no tener pareja, en otros por no tener pareja masculina y en otros porque el semen de la pareja no les permite lograr el embarazo.
Esto supone que a lo largo del proceso de crianza se planteen preguntas como: ¿Es mejor contarle sus orígenes a mi hijo? ¿Qué debo decirle? ¿Cómo y cuándo se lo digo?
¿Se lo cuento?
Los expertos en psicología de la fertilidad recomiendan que sí. En una relación afectiva lo mejor es no tener secretos, y hay varios estudios que demuestran que estos secretos pueden crear situaciones de “distanciamiento” en la familia y producir daños psicológicos importantes en los hijos cuando con el tiempo descubren que se les “han ocultado cosas importantes de sus orígenes”. Adoptar una postura de apertura y sinceridad con el niño favorecerá la relación padres-hijo.
Es importante que quien se lo cuenta al niño sean su madre/madres/padres directamente sin esperar a que se entere por otra vía.
¿Cuándo se lo cuento?
Se recomienda un buen momento entre los tres y los ocho años de edad, ya que en esta época el niño está empezando a construir su identidad, la imagen de sí mismo y de los demás. Es decir, el momento bueno es cuando el niño empieza a preguntar y seguir su ritmo de preguntas a medida que va pudiendo comprender las respuestas, ya que no todos los niños evolucionan de la misma manera ni con los mismos ritmos.
¿Cómo se lo cuento?
Como un cuento o una analogía. Los niños pequeños suelen entender mejor las cosas que se les explican si utilizamos ejemplos que puedan comprender. Existen cuentos ilustrados que pueden ayudar a dar una explicación sencilla para que comprendan sus orígenes.
Conforme los niños crecen, sus preguntas pueden ser más específicas y es importante adaptar las respuestas a lo que puedan entender según su edad.
Hablar de la reproducción asistida como modo de concepción no es un evento de una sola vez, sino un proceso continuo. Ocurre en el contexto de una relación que está en constante evolución Lo más importante, en todas las discusiones y etapas de desarrollo del niño, es la necesidad de los padres de reconocer y aceptar las dudas y sentimientos de sus hijos.
Es importante recordar que la carga genética del donante sólo es el principio del proceso de desarrollo de una persona y no determina sus características esenciales: sus gustos, su forma de pensar, relacionarse, sentir o actuar. La “verdadera familia” de un niño es aquella que le ayuda a desarrollar estas características a lo largo de la vida, mediante los afectos, la transmisión de valores y la educación y no la que aporta la carga genética.
Basado en las recomendaciones del Grupo de Interés de Psicología de la Sociedad Española de Fertilidad.