Ya sea por aspiraciones laborales, muchas veces también por presiones, o porqueno se encuentra la pareja adecuada (o simplemente porque se ha convertido en una norma social), lo cierto es que las mujeres en España tardan, cada vez más, en dar a luz a su primer hijo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, la edad media en la que se afronta la maternidad en España en la actualidad es de 29 años. Conscientes de esta realidad, algunas féminas, con el fin de intentar evitar problemas futuros de fertilidad, optan por un tratamiento que, en estos momentos, parece vivir cierta efervescencia: la congelación de óvulos propios. “A edad más avanzada, más difícil es quedarse embarazada. La fisiología de la mujer lo marca así.
“La edad es el factor que influye más en la probabilidad de embarazo que tiene una mujer“, explica a LaVanguardia.com el doctor y jefe del Servicio de Medicina de la Reproducción del Instituto Universitario Dexeus, Buenaventura Coroleu. “Cuando una niña nace, nace con un número de óvulos para toda su vida reproductiva. Una disminución de este potencial de ovulación y de reserva folicular hace que incrementen los problemas de esterilidad. No es lo mismo una mujer que busca un embarazo a los 30 años, que una que lo busca a los 39″, añade. Es por ello que algunas mujeres jóvenes, con pocas o nulas intenciones de ser madres a corto plazo, empiezan a optar por la congelación de sus óvulos a sabiendas de que a más edad, más difícil es quedarse en estado. “Es una cosa (la congelación de óvulos) que va a más de manera clara” –argumenta Coroleu-. “Hemos visto una tendencia en el último año de incremento de las solicitudes. Lo que pasa es que todavía el número de personas que acaban haciendo una preservación de fertilidad es limitado. En los últimos seis meses hemos llevado a cabo diez casos en nuestro centro. Un 50% de las pacientes que hacen la consulta acaban haciendo la preservación de fertilidad”, relata. El procedimiento es sencillo. Se hace “un diagnóstico para saber cómo está el perfil de ovulación y, posteriormente, se inicia un tratamiento de activación de la ovulación, como hace una paciente de fecundación ‘in vitro’. Se efectúa la punción, se extraen los óvulos y se congelan”.
Esta práctica, sobre todo en sus inicios y todavía ahora, se estila más entre mujeres con algún tipo de patología, como puede ser cáncer de mama o alguna dolencia hematológica. Con la esperanza de superar con el tiempo la enfermedad, congelaban, y congelan, sus óvulos para algún día poder ser madres. Aunque la preservación del óvulo no es del 100%, el congelado se comporta igual que un óvulo ‘fresco’. “La supervivencia de los óvulos congelados y la tasa de fecundación y de embarazo que se tiene con éstos es similar a lo que sucede con un óvulo ‘normal’”, esgrime Coroleu.
El coste de este tratamiento, quizás no al alcanze de todos los bolsillos, se asimilaría a la de una fecundación ‘in vitro’. “Si una ‘in vitro’ estaría cerca, dependiendo de cada centro, de los 4.000/5.000 euros, la primera fase del proceso (de congelación de óvulos) ascendería a la mitad. Sería el proceso de tratamiento y control del mismo, y la extracción de los óvulos. Todo el proceso de fecundación de los óvulos y de transferencia de los embriones se haría a posteriori”, aclara el doctor. A dichas cantidades, habría que añadirle otra suma en concepto de mantenimiento. “Puede ascender a 300 euros anuales. Son los gastos que suponen, por ejemplo, el nitrógeno utilizado y asegurar que los óvulos estén en perfecto estado”, concluye Coroleu. La Ley contempla que se pueden guardar los óvulos congelados hasta que la mujer esté dentro de la edad fértil. “Los 50 años es la limitación que nosotros contemplamos, también la Sociedad Española de Fertilidad. De momento no nos hemos encontrado con ninguna paciente, con óvulos congelados, que haya sobrepasado esa edad. Si se diera dicha situación, tendríamos que consultarlo con la Comisión Nacional de Reproducción Asistida para decidir qué hacemos con ellos”, sentencia el doctor.
A mayor edad, más riesgo de aborto
Hay una relación entre el riesgo de sufrir un aborto espontáneo y la edad materna. “Cada vez vamos retrasando más la edad de la maternidad. La mujeres, hace cinco años, quedaban embarazadas un año y medio antes que en la actualidad. Esto ha repercutido en que el número de abortos haya aumentado un poco”, recuerda el responsable del Servicio de Obstetricia del Instituto Universitario Dexeus, el doctor Bernat Serra. Según los datos que barajan en este centro, en la última década ha habido un aumento de abortos espontáneos con relación a los nacimientos acaecidos. Si en el año 2000 había un 12,93% de legrados (raspados) con respecto al total de partos, en 2009 dicho tanto por ciento había aumentado hasta el 14,14.
Cabe remarcar, sin embargo, que en el año 2010 hubo una disminución de la incidencia (situándose el dato en un 12,50%). Donde se atisbó una evolución sostenida fue entre los años 2003 y 2007 (se pasó de un 12,44% a un 14,66%). Este aumento se explicaría, en parte, por el hecho de que las mujeres acceden a tener su primer hijo cada vez más tarde (con los riesgos que esto implica), pero también por otras causas que también hay que tener en cuenta. “Que aumente la incidencia de los abortos también puede ser porque ahora se diagnostican más.
Antes, mucha gente tenía un aborto pero lo percibía como un retraso de la regla. Ahora que las pruebas de embarazo son tan fáciles de hacer, comporta que haya más diagnósticos que antes”, explica el doctor Serra. “También, el hecho de que ahora se retrase el momento de la maternidad conlleva que cuando quieres tener un hijo lo quieras ya, lo que significa que estás mucho más pendiente del embarazo y te haces la prueba a la mínima falta. Eso hace que se diagnostiquen más que antes y que la gente, en el caso de que suceda, sea más consciente de que ha tenido un aborto porque lo ha seguido de cerca”, añade.
Más allá del aborto, puede haber otras complicaciones
El aborto espontáneo no es el único peligro que acecha a aquellas mujeres que han decidido tener un hijo más tarde de lo que la naturaleza aconsejaría. “A más edad materna, más aumenta el riesgo de que el feto pueda padecer anomalías cromosómicas”, recuerda Bernat Serra. “El síndrome de Down es mucho más frecuente entre mujeres de más edad que entre las jóvenes. Es una progresión que va subiendo a medida que avanza la edad. En una mujer joven es poco frecuente, en una de 35 años el riesgo es de uno de 150 nacimientos, y en una paciente de 40 años es de uno de 50.
El riesgo de que sea prematuro también crece, porque aumenta la incidencia de restricción de crecimiento y que se tenga que finalizar el embarazo porque dentro de la matriz la criatura podría correr cierto riesgo.
Esto es como en el mundo del deporte: a mayor envejecimiento de los tejidos, más dificultad de que llegue la sangre a ellos y de que funcionen correctamente”. Veremos si, con el paso del tiempo, esta modalidad de congelar los óvulos propios sigue aumentando para acabar consolidándose como una práctica más o, por el contrario, se queda en una moda del momento que no acaba de fructificar. Todo parece indicar, no obstante, que a esta práctica se acogerán, cada vez más, muchas mujeres.
http://www.lainfertilidad.com/profesionales/centros-de-fertilidad/usp-dexeus-murcia.html