Skip to content

Dionisio Xabier Formosa “Son sangre de mi sangre”



Dionisio Xabier Formosa acaba de estrenar paternidad y maternidad. Todo junto. Y también una nueva vida porque va hacer cinco meses que es el papá de dos mellizas: Carmen Guadalupe y Ximena Begoña que, gustosamente, le han revolucionado la intendencia diaria y su tranquila vida de hombre soltero. La familia ha echado el resto: la abuela paterna y la tía arriman el hombro y han mostrado su entusiasmo de principio a fin. También cuenta con ayuda externa.

Este empresario “ansiaba tener una familia”, afirma. Las pequeñas, “unas niñas muy sonrientes”, dice ensimismado, nacieron en México, concretamente en el estado de Tabasco que es el único que permite la gestación subrogada. Siempre había soñado con ser padre, un sueño recurrente que circunstancias familiares fueron retrasando hasta que, a finales del año pasado, pudo hacer realidad. Desde que inició el proceso hasta que tuvo a sus niñas en brazos ha pasado un año.

ADOPCIÓN

Dionisio se debatía entre dos sentimientos: la adopción y la gestación por subrogada. Puso los dos en una balanza y se inclinó por la segunda opción. Descartó la adopción por las dificultades que tiene para una persona que ya ha rebasado la cuarentena y el proceso que hay que seguir es “largo, devastador y no en todos los países permiten las adopciones a personas solteras”. Y además apunta: “Requiere una dosis de protección, de cuidado”.

En el caso de Dionisio también pesó la genética: “Son sangre de mi sangre. Tienen mis genes”. De hecho, Carmen es “casi, casi una fotocopia mía. La forma de la cara y el cráneo son similares y tiene un carácter más parecido a mí que su hermana Ximena”, señala.

Este empresario residente en Madrid ha ajustado horarios laborales para bañar a sus niñas y comprobar que, a menudo, los sueños que se persiguen, como en su caso el de ser padre, se cumplen. “Mi prioridad son ellas, mi vida gira a su alrededor. Estoy en un momento especial y quiero disfrutarlo intensamente”, añade.

LÁGRIMAS DE ALEGRÍA

Dionisio se queda en silencio cuándo se le pregunta qué sintió el pasado septiembre al ver, tocar y mecer a Carmen y a Ximena. “No hay palabras”, acaba diciendo. Y también “una alegría inmensa, un sentimiento muy grande y muchas lágrimas”, continúa imparable relatando cómo la felicidad se ha instalado en su casa.

Formosa no tiene pareja desde hace 6 años y aclara: “En mi caso, la decisión de ser padre está por encima de la de tener pareja”. Echa por tierra uno de los interrogantes que planean, demasiado a menudo, cuando se habla de gestación subrogada ¿Qué pasa cuando la mujer no quiere renunciar al bebé que por encargo ha llevado dentro? Formosa aclara: “Jurídicamente no es posible porque se firma un contrato y, además, el óvulo es de una donante y no es de la gestante”.

Dionisio mantiene una excelente relación con la persona que albergó a sus hijas “estamos en contacto y ella sigue puntualmente la evolución de las niñas”, apunta. El padre de las bebés barajó además de México, las opciones de Estados Unidos y Canadá, pero al final se inclinó por el primer país. “Yo he vivido en México, tengo amigos allí y siento una atracción especial”, concluye.