Intuitivamente pensamos que un cuerpo sano es garantía de fertilidad. Pero los deportistas de elite, aquellos que se dedican profesionalmente y llevan su cuerpo al límite, son conscientes de que deben realizar pruebas médicas para controlar su salud. En ese momento es importante valorar que esta actividad no llegue a producir cambios hormonales o físicos que puedan repercutir en su fertilidad.
Pero que pasa con los que practicamos ejercicio físico de forma no profesional, los que nos apuntamos a un evento deportivo como carreras a pie, triatlones o travesías a nado.
La buena condición física es clave para el embarazo
En efecto, los beneficios del deporte se ven reflejados en nuestra condición física general, mostrando una reducción en el riesgo de enfermedades cardiovasculares que pude ir del 28% al 58%, para la diabetes gestacional del 14% al 46%, en el cáncer de mama de un 11% a un 67% o en el caso del cáncer de endometrio hasta un 90%, todo ello nos ayuda a tener una mayor esperanza de vida.
Se ha demostrado que la práctica de un ejercicio moderado junto con pérdida de peso es positivo en los tratamientos de fertilidad en mujeres obesas e incluso se ha visto que la pérdida de peso conseguida a través del ejercicio físico tendría un efecto protector en el aparato reproductor, considerando que tanto en hombre como en mujeres incorporar al menos 30 min de actividad física en nuestro día a día podría ser suficiente para mejorar nuestra salud reproductiva. (1).
Sabemos que el peso puede estar en el origen de problemas de fertilidad. Se considera un peso normal el de una mujer cuyo IMC (Índice de Masa Corporal) se sitúa entre 18,5 y 25, mientras que el de otra con un IMC igual o mayor a 25 es descrito como sobrepeso.
Los problemas de fertilidad asociados al peso pueden aparecer tanto en aquellas mujeres que padecen obesidad como en las que padecen anorexia. En estos casos, pueden producirse desajustes hormonales que conllevan alteraciones en los ciclos menstruales, causando ciclos irregulares y dificultando el embarazo natural. De igual forma, tener una mejor condición física nos prepara mejor para un embarazo.
Practicar ejercicio ayuda a reducir el estrés
El deporte mejora también los aspectos psicosociales. Se ha demostrado que la práctica de deporte en general tiene beneficios psicológicos como la reducción de estrés o la mejora en nuestra vitalidad diaria. Además, formar parte de clubs o asociaciones deportivas, donde practicamos actividad física con otras personas, mejora nuestra autoestima, reduciendo las posibilidades de una depresión. Un estudio realizado en 1446 jóvenes demuestra que participar en estas actividades deportivas aumenta más de tres puntos los parámetros analizados de salud mental así como disminuye los síntomas de ansiedad. (4). Las parejas con problemas de fertilidad están sometidas a un estrés importante durante el tratamiento por lo que la práctica de deporte les puede ayudar a sobrellevar la situación.
Por tanto podemos decir que la práctica de actividad física regular nos puede aportar beneficios físicos y psicológicos en nuestro futuro reproductivo.