no solo ha puesto en duda uno de los grandes dogmas de la ginecología. También abre las puertas a que mujeres por encima de los 40 años, e incluso tras la menopausia, puedan aspirar a tener óvulos propios de calidad y contar con mayores esperanzas de concebir hijos en procesos de reproducción asistida.
Desde hace más de 50 años existe el convencimiento de que la mujer nace con un número limitado de células germinales que maduran y producen óvulos en un proceso que se prolonga a lo largo de la vida fértil hasta que llega el climaterio. Más allá, no puede generar nuevos gametos.
Un giro doctrinal
A lo largo de más de 50 años existe el consenso en la comunidad científica de que la mujer nace con un número de potenciales ovocitos determinados que va agotando hasta que alcanza la etapa de la menopausia.-El investigador estadounidense Jonathan Tilly puso en cuestión este planteamiento con estudios con ratones al afirmar en 2005 que células madre de la médula ósea migraban al ovario y desde allí generaban ovocitos. Este trabajo fue muy cuestionado por distintos colegas.
Tilly publicó el domingo en Nature Medicine un nuevo estudio en el que sostiene que no solo ha hallado células madre en ovarios humanos, sino que a partir de ellas ha obtenido estructuras germinales de los óvulos.-Si otros grupos reproducen este hallazgo se podrían abrir nuevas vías en la lucha contra la infertilidad femenina.Frente a este concepto, firmemente asentado en la comunidad científica, Tilly ha publicado varios artículos que lo cuestionan. En ellos defiende que hay células madre adultas en el ovario que podrían tener un papel en la producción de óvulos.
El último de estos trabajos lo publicó el domingo en Nature Medicine. Y como comenta Carlos Simón, responsable de la fundación de investigación del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), supone un gran paso en sus investigaciones ya que ha dado el salto de los animales a la especie humana.
Tilly, junto a su equipo del Vincent Center for Reproductive Biology del hospital de Massachusetts (de la Universidad de Harvard), sostiene que ha localizado células madre adultas en ovarios humanos, algo que ya había hecho en ratones.
Tras aislar estas células, que obtuvo de tejido ovárico donado al Satiama Medical Center de Japón por mujeres que se sometieron a un proceso de cambio de sexo, las cultivó y, en el laboratorio, las células generaron ovocitos inmaduros (oocitos) de las mismas características que los humanos. Al transferirlos a tejido ovárico humano injertado en ratones, estas células produjeron folículos (estructuras germinales de los óvulos).
La media de edad de las mujeres que acuden a los centros de reproducción asistida en España ronda los 37 años. “A partir de los 40 años las pacientes tienen pocos ovocitos y, los que hay, funcionan mal”, comenta Simón. Contar con la posibilidad de obtenerlos a partir de células madre procedentes del propio ovario de la mujer supondría toda una revolución en las técnicas de fertilidad. “Podríamos producir óvulos nuevos a partir de ovarios viejos, lo que representaría la solución a un importante problema al que nos enfrentamos ahora, y evitaría la necesidad de acudir a programas de preservación o de donación de óvulos”, señala.
Aparentemente, las células madre identificadas por el investigador estadounidense en el epitelio superficial del ovario no tendrían ninguna función. La clave estaría en encontrar la forma de activarlas para que generaran gametos. “Si la técnica funciona, nos permitiría contar con un plan B. Si falla el A y la mujer no tiene óvulos en condiciones, se podría recurrir a la opción de generarlos al activar las células madre del ovario”, explica Carlos Simón.
Este catedrático de ginecología de la Universitat de València, que coincidió con Tilly en 1993 en la Universidad de Stanford, advierte que el área de trabajo del estadounidense “es muy controvertido”. Distintos grupos que han tratado de reproducir trabajos previos en ratones de Tilly han fracasado, recuerda Simón.
Solo un equipo chino y otro estadounidense han conseguido hallar en ratones las células madre que ha identificado Tilly. Pero únicamente el primer grupo llegó a producir ovocitos e incluso fecundarlos y conseguir ratones vivos en buen estado.
Peor suerte tuvo Tilly con la teoría que lanzó en 2005. Entonces sostuvo que las células madre del ovario que había hallado en ratones procedían de la médula ósea, un tejido que se encuentra en el interior de los huesos, muy rico en células progenitoras.
El investigador planteó la idea de que las células migraban de la médula a los ovarios donde reponían los ovocitos. Prestigiosos colegas de Tilly como Kevin Eggan, del Instituto de Células Madre de la Universidad de Harvard trataron de llegar a las mismas conclusiones sin ningún éxito, recuerda Simón.
El propio responsable del centro de investigación del IVI analizó en pacientes españolas si existía una mejora de la función ovárica en mujeres mayores que recibían un trasplante de médula de donantes jóvenes. No encontró nada: “En el endometrio [la mucosa que recubre el útero] quizás sí que exista alguna relación, en el ovario no”. “Tilly perdió mucho fuelle en la comunidad científica en la defensa de esta teoría”, sostiene.
El nuevo trabajo presentado el sábado no hace alusión a este debate. Pero, en todo caso, el dogma que trata de derribar Tilly de la fecundidad limitada en la mujer solo podrá caer si distintos grupos consiguen reproducir sus investigaciones y llegar a sus mismas conclusiones. En ello están varios equipos de investigación en reproducción asistida y células madre de todo el mundo, entre los que se encuentra el que dirige Simón. “Para demostrar que está en lo cierto, Tilly necesita que se repliquen sus trabajos. Nosotros ya nos hemos puesto en contacto con él para intentarlo”, asegura. “Si en ciencia un trabajo no se puede reproducir, no vale nada”.