La enfermera que presentó una queja en marzo de 2006 por el trato recibido por el ginecólogo lo ha asegurado ante el tribunal de la sección décima de la Audiencia de Barcelona, donde hoy ha comenzado el juicio contra Sami Y.A.
La testigo ha indicado que el médico le hizo tocamientos y le introdujo los dedos de la vagina tantas veces durante la exploración que “parecía una masturbación”, por lo que le pidió que parara.
El fiscal pide una condena de 223 años de prisión para el ginecólogo, acusado de abusar sexualmente de una treintena de sus pacientes en el ambulatorio de la avenida de Río de Janeiro en Barcelona y en dos consultas privadas, una propia en Premià de Mar (Barcelona) y otra con un colega en el distrito de Nou Barris, también en la capital catalana, entre los años 2003 y 2006.
El acusado ha admitido que tocó “la rodilla, no el muslo” de una de las denunciantes y ha considerado que algunas mujeres “tienen el umbral de sensibilidad más alto” que otras y pueden interpretar como movimiento masturbatorio la realización de una ecografía vaginal. EFE.