Los matemáticos, están familiarizados con la Ley Fibonacci, una serie de números en la cual cada valor es el resultado de la suma de los dos números anteriores.
Esta ley está íntimamente relacionada con un número muy importante, ya que la relación entre cada número y su anterior tiende a ser 1,618, o lo que es lo mismo: el número áureo.
Esta “relación de oro” se usa para establecer las dimensiones que se cree son las más agradables para el ojo y aparece en infinidad de lugares tanto en la naturaleza como en el mundo del arte, especialmente en la pintura y la arquitectura.
Uno de los ejemplos más comunes es el llamado “rectángulo áureo”, una figura cuya longitud dividida entre su ancho es 1,618.
Pero ahora un grupo de médicos holandeses creen haber encontrado un lugar más donde se da esta relación áurea: dentro del cuerpo humano.
Según publica un artículo del diario The Guardian, el ginecólogo Jasper Vergtus, de la Universidad de Leuven en Bélgica, ha conseguido hallar una relación entre este mágico número y el aparato reproductor femenino.
Más “áureo”, más fértil
Los ginecólogos aseguran poder identificar si un útero está más o menos sano de acuerdo con sus dimensiones, pero Vergtus ha ido más allá y le ha dado un número a estas dimensiones, y lo ha relacionado con su fertilidad.
Durante los últimos meses Vergtus y su equipo han medido el útero de 5.000 mujeres usando ultrasonido, y han reflejado sus mediciones en una tabla, relacionando la edad de las mujeres con las dimensiones de su útero.
Según los datos recogido por el equipo la relación entre el largo y el ancho de los úteros de las mujeres era cercana a 2 en el momento del nacimiento e iba decreciendo a medida que aumentaba la edad.
En mujeres de edad avanzada la relación de acerca a 1,46.
Pero el descubrimiento importante llegó cuando Vergtus pudo confirmar que en el momento de mayor fertilidad femenina, entre las edades de 16 y 20 años, la relación se convierte en 1,6, una muy buena aproximación al número áureo.
Aunque el interés puramente científico de este descubrimiento no es tan grande, sí lo es el hecho de que refleja un lugar más en la naturaleza donde aparece esta relación mágica entre las dimensiones de
Un número mágico
El número áureo ha fascinado a todo tipo de artistas y científicos desde hace cientos de años. Sumidos en la creencia de que esta relación tenía cualidades que la hacían agradable al ojo humano, muchos artistas basaron sus obras en este número mágico.
Platón, Kepler, el arquitecto suizo Le Corbusier y muchos otros creían en las cualidades superiores de esta relación y las aplicaron en varias de sus obras.
Expertos creen que la pirámide de Giza, en Egipto, tiene proporciones que la acercan al número áureo y muchas de las dimensiones del Partenón griego se cree se aproximan a 1,618.
Se especula que pintores como Dalí y músicos como Bártok usaron esta relación en sus obras.
Pero no solo en el arte aparece la relación dorada; en la naturaleza hace su aparición en lugares como plantas y las venas de sus hojas, o en las conchas de varios animales marinos.
En 2010 la prestigiosa revista Science publicó el descubrimiento de relaciones áureas entre partículas a nivel atómico, y muchos investigadores han sugerido la conexión entre el número de oro y el genoma humano.
Los astrónomos piensan que muchas galaxias están ordenadas según la proporción áurea, aunque después del descubrimiento de Vergtus parece que no hay que ir tan lejos para encontrar el número dorado; basta con mirar en el interior del cuerpo humano.