Las mujeres que tienen su primer hijo a una edad avanzada no corren más riesgo de padecer depresión posparto que sus pares más jóvenes, según señala un estudio australiano efectuado sobre más de 500 mamás primerizas.
Investigadores dirigidos por Catherine McMahon, de la Macquarie University en Australia, hallaron que las mujeres de 37 años o más no eran más propensas a desarrollar depresión posparto que las mamás primerizas más jóvenes, sin importar si habían concebido mediante un tratamiento. “Suele debatirse mucho sobre las madres mayores en los medios. Hay muchos mitos y pocos datos empíricos”, señaló McMahon, profesora de psicología. Por ejemplo, existe la especulación de que las madres de edad más avanzada tendrían más problemas para adaptarse a la maternidad tras haber participado de la fuerza laboral por más tiempo, o que tienen más complicaciones para lidiar con los cambios de estilo de vida que implica la llegada de un bebé. “No hay evidencia científica para respaldar estas especulaciones”, añadió McMahon, aunque indicó que las madres de mayor edad corren más riesgo de sufrir complicaciones en el embarazo y esas complicaciones se han vinculado con más posibilidades de desarrollar depresión posparto.
Para su estudio, publicado en la revista Fertility and Sterility, el equipo de McMahon siguió a 266 mujeres que habían concebido naturalmente y a 275 que se habían sometido a un tratamiento de fertilidad para quedar embarazadas. Todas las mujeres respondieron cuestionarios durante su tercer trimestre de gestación y tuvieron una entrevista de diagnóstico para detectar depresión cuando sus bebés tenían 4 meses de vida.
En general, el 8 por ciento de las mujeres presentaba síntomas importantes de depresión, el nivel mínimo que suele observarse entre las nuevas madres en general, indicaron los expertos. Había 180 mujeres de 37 años o más en el estudio. McMahon manifestó que quedan algunos interrogantes para evaluar en futuras investigaciones, como si atravesar la menopausia mientras se cuida de un hijo pequeño presenta desafíos para las mujeres. “Hay evidencia considerable de que la vulnerabilidad a la depresión es mayor en las mujeres de mediana edad”, agregó. La autora señaló que también sería interesante ver cómo se sienten las madres mayores cuando regresan a trabajar, así como también observar el bienestar psicológico de las mujeres que posponen la maternidad y luego no pueden concebir.