La Organización Mundial de la Salud celebró ayer 31 de mayo el Día Mundial Sin Tabaco con el objetivo de concientizar sobre los perjuicios que conlleva el cigarrillo para la salud. Entre los aspectos negativos se encuentran el aumento en el riesgo de padecer enfermedades, la reducción de la fertilidad y el incremento del riesgo de complicaciones durante el embarazo.
Según un estudio llevado a cabo por investigadores de IVI el consumo de cigarrillo en edades tempranas, tanto en el hombre como en la mujer, puede ocasionar problemas de fertilidad.
En el caso de las mujeres aumenta un 60% el riesgo de infertilidad y en aquellas que están realizando tratamientos de reproducción asistida disminuye un 34% la probabilidad de gestación.
“Es por esto que si una mujer fumadora está buscando ser madre, su fertilidad podría verse reducida, ya que la calidad ovocitaria y embrionaria disminuyen. Además, si se tiene que someter a fecundación in-vitro, se tendrá que administrar dosis más elevadas de las hormonas con las que se estimulan los ovarios”, aclara el doctor Fernando Neuspiller, director de la clínica IVI en Buenos Aires.
Otros estudios realizados por el grupo han demostrado también en los últimos años que las grandes fumadoras, es decir, aquellas mujeres que fuman más de 10 cigarrillos diariamente, tienen una concepción tardía y fallo ovárico prematuro cuando se las compara con no fumadoras.
Más del 35% de mujeres fumadoras activas tienen un retraso en el logro de embarazo. Efecto que también se observa, aunque en menor proporción, en mujeres fumadoras pasivas. Es por esto que el cigarrillo no sólo afecta a las fumadoras activas, las fumadoras pasivas también sufren las consecuencias de manera indirecta
Por otro lado, entre los problemas más frecuentes que se pueden presentar, por causa del cigarrillo, durante el embarazo y en el feto, se encuentran: mayor riesgo de posibilidades de aborto espontáneo; los hijos de mujeres fumadoras tienen menor capacidad pulmonar y existe una mayor tendencia a que en el futuro se conviertan en fumadores; embarazo extrauterino, un retardo de crecimiento intrauterino y una hipoxia fetal crónica.
Como consecuencia, el recién nacido es de bajo peso, talla y perímetro craneal; además, las estadísticas hablan de mayor incidencia de muerte súbita.
Sin embargo, según el Programa Nacional Antitabaco, a pesar de esto, en lo que respecta al 2011 el 20 % de las mujeres fumó durante el embarazo.
“La nicotina y otras sustancias químicas tóxicas presentes en el cigarrillo son dañinas para la fertilidad ya que interfieren con la capacidad del organismo de producir estrógenos, una hormona fundamental para regular la ovulación, y puede hacer que los óvulos de las mujeres sean más vulnerables a las anomalías genéticas. Las toxinas que libera el cigarrillo y su efecto sobre los vasos sanguíneos afectan las glándulas endocrinas y por lo tanto también los órganos reproductores como el ovario y el testículo. Además, fumar también adelanta la aparición de la menopausia en hasta 2 años”, alerta el doctor Fernando Neuspiller.
Si se deja de fumar, los aspectos negativos del tabaco asociados a los ovarios y todo su funcionamiento, pueden revertirse en aproximadamente un año.
El tabaco también produce efectos nocivos en el ADN masculino. Fumar fragmenta el material genético de los espermatozoides causando infertilidad masculina.
IVI en colaboración con el Hospital Teresa Herrera de A Coruña realizó recientemente un estudio sobre 100 varones infértiles sometidos a tratamientos de reproducción asistida que ha permitido demostrar que aunque la producción de espermatozoides de un varón fumador sea normal, el aumento de la incidencia de fragmentación del ADN puede impedir que no se consiga el embarazo aún sometiéndose a tratamientos de reproducción asistida.
El cigarrillo contiene cientos de compuestos, algunos de los cuales son sin duda los responsables del deterioro del ADN. Entre ellos los alcaloides como la nicotina y compuestos tóxicos como los poli fenoles, hidrocarburos aromáticos, aldehídos, aminas e incluso pesticidas.
El origen podría estar también en los radicales libres, moléculas producidas por el metabolismo normal del oxígeno que se producen en mayor proporción en los hombres fumadores por el proceso de combustión del tabaco.
El espermatozoide del ser humano aporta la mitad del material genético al futuro individuo y su calidad influye notoriamente en las posibilidades de conseguir un embarazo. Por este motivo, los varones que fuman ven cómo disminuye considerablemente su calidad espermática al producirse deterioro en su material genético o ADN.
La Clínica IVI trabaja en planes personalizados que ayuda a los pacientes a bajar los niveles de ansiedad, que se suman con el tratamiento, más el intento de dejar de fumar. Salir a caminar, hacer deporte, evitar el consumo de alcohol y café, reemplazan el tabaco y ayudan a controlar la ansiedad. También es bueno que se generen buenas ideas en la pareja para apoyarse y alentarse frente a ese desafío extra.
Probablemente los ayude a reforzarse y a generar un espacio más de contención y complicidad, vital para enfrentar las demandas que genera la búsqueda de un embarazo.