El estudio, llevado a cabo por científicos argentinos, consistió en la colocación durante 29 horas de muestras de esperma bajo ordenadores conectados a Internet a través de una conexión inalámbrica. Una vez concluida la investigación, se demostró que el 25 por ciento de los espermatozoides dejaron de nadar, mientras que un nueve por ciento de ADN quedó dañado.
En la última década, la red Wi-Fi ha tenido una gran acogida debido a su capacidad de conectar diversos dispositivos sin la necesidad de un medio físico. Esta tecnología se desarrolla en base a las ondas electromagnéticas, que se propagan y tienen un alcance físico limitado. Por tanto, la energía liberada en forma de onda no sólo hace posible la existencia de redes como el Wi-Fi, sino también la de otras aplicaciones (como el Bluetooth) que transmiten información a través del aire.
El estudio publicado demuestra que, a mayor cercanía de los genitales con aparatos que utilizan conexión a Internet, mayor es la posibilidad entre los varones de sufrir infertilidad. No obstante, según el presidente de la Sociedad de Reproducción Masculina y Urología, Robert Oates, “el procedimiento para sacar dichas conclusiones ha sido en condiciones artificiales, por lo que no se confirma al cien por cien la noticia”. De hecho, Atanasio Fernández Borrell, urólogo en el Hospital de la Princesa de Madrid, apoya los planteamientos de su compañero: “Se trata de un experimento que ha utilizado espermatozoides ‘in vitro’ y no ‘in vivo’, de manera que el resultado es difícilmente aplicable a la realidad”.
Además, Fernández Borrell añade que este tipo de noticias suelen interesar a las personas cuya edad se encuentra comprendida entre treinta y cuarenta años, ya que son los que más navegan por la Red, pero estas investigaciones carecen de valor desde un punto de vista científico. Para el urólogo, la calidad de los espermatozoides sí ha bajado, y aunque no se conocen las causas exactas, éstas podrían derivarse de la mala alimentación, la polución u otras alteraciones congénitas. “Incluso para poder confirmar que (las ondas Wi-Fi) afectan a la calidad del esperma deben de pasar muchos años y muchos estudios”, señala el experto.
Contemplando la posibilidad de la relación entre portátiles y fertilidad, Fernández Borrell apunta que se podría considerar un factor como el calor, que puede alterar la temperatura de los genitales y perjudicar la calidad del esperma, ya que los testículos se encuentran alojados fuera del abdomen para encontrarse a bajas temperaturas y conseguir así que los espermatozoides maduren correctamente. “Pero en el caso del ordenador, el calor creado por éste debe de ser elevado y se debería mantener sobre las piernas durante un largo periodo de tiempo”, apostilló el urólogo.
Por último, el experto plantea la existencia de muchas soluciones para la o la baja calidad del esperma, como determinados tratamientos hormonales o vitaminas que actúan como antioxidantes y que se encuentran sobre todo en frutas y verduras.