Cuando las trompas enferman, en ocasiones, la lesión que sufren en las paredes hace que éstas se dilaten convirtiéndose en una especia de bolsa en la que se acumula líquido. Esto es lo que en medicina llamamos quiste. El problema es que el contenido de esos quistes puede vaciarse en el interior del útero. Y se ha demostrado que la probabilidad de embarazo en una fecundación in vitro cuando se transfieren embriones al útero es menor por culpa de ese líquido que drena al útero.
El diagnóstico de esos hidrosálpinx se hace mediante ecografía.
El quiste en que se convierten las trompas se puede ver fácilmente por ecografía. Desgraciadamente no existe un tratamiento médico para resolverlo. La única solución para estos hidrosálpinx es quirúrgica. Y, además, en esta cirugía no se puede hacer nada para reparar la trompa, la única solución es extirpar la trompa o trompas completas que contengan la lesión.
Por tanto y a la vista de lo que hemos explicado queda claro que toda paciente que se vaya a someter a una fecundación in vitro, en presencia de un hidrosálpinx en una o las dos trompas, se debe someter primero a una cirugía para solucionar el problema.