El Dr. Pedro N. Barri Ragué, la Dra. Anna Veiga y un equipo de especialistas de Salud de la Mujer Dexeus fueron los autores del logro. Y los primeros en aplicar la FIV con éxito en España e introducir esta técnica en nuestro país. Tenían solo 31 y 24 años, respectivamente, cuando se embarcaron en la aventura de hacer realidad lo que parecía imposible: conseguir la fecundación de un óvulo y un espermatozoide fuera del cuerpo humano. Y lo consiguieron. Pero su apuesta no fue fácil.
“Estuvimos 52 semanas trabajando de forma intensiva las 24 horas del día, fines de semana incluidos. Durante ese tiempo hubo momentos para todo: de máximo entusiasmo y de desánimo. El primer embarazo que logramos fue ectópico y acabó en aborto. Sin embargo, en la misma semana en que fracasó ese intento, conseguimos otro embarazo, que fue el que culminó con el nacimiento de Victoria Anna, la primera bebé probeta española, que debe su segundo nombre a la doctora Anna Veiga”, explica el Dr. Pere N. Barri.
Fue el cuarto bebé que nació en Europa gracias a esta técnica. Y el sexto en todo el mundo. Pesó 2,470 kilos, nació al anochecer y el parto se inició espontáneamente a las 37 semanas de gestación. Sus padres eran una pareja de Badalona. La madre tenía un problema de obstrucción en las trompas de Falopio que dificultaba el embarazo. Había tenido un primer aborto. Pero una vez que se quedó embarazada, “la evolución del embarazo fue completamente normal, aunque realizábamos controles exhaustivos cada tres días”, puntualiza el Dr. Pere N. Barri.
Hoy en día la FIV se ha convertido en una práctica común y prácticamente tan popular como cualquier otra intervención médica. Se calcula que el número de bebés que han nacido a través de ella supera los 6 millones en todo el mundo. España es, además, uno de los países europeos que más FIV realiza al año: 116.000 en 2014 según datos del último registro de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). Y el promedio de niños que nacen cada año en nuestro país por FIV supera los 25.000: más del 5% del total, que fueron 427.595 en el 2014. No está nada mal. Y probablemente irá en aumento, debido al retraso en la edad de la maternidad.
El éxito de esta técnica se debe a su eficacia. De hecho, ha superado incluso al rendimiento reproductivo natural: ya que actualmente las posibilidades de conseguir un embarazo a través de la FIV superan el 30% por cada intento –y, en algunos casos, dependiendo de la técnica aplicada y el perfil de la paciente se logran tasas de embarazo ¡de hasta el 60%!– mientras que las de que una pareja se quede embarazada de forma natural no superan el 25% por intento.
Por ello, cuando las parejas se decepcionan al no lograr un embarazo con FIV a la primera, deben saber que “aunque las tasas de éxito de la FIV son altas, el fracaso en un primer intento puede ser considerado normal”, explica el Dr. Pere N. Barri. “Un hecho que no tiene nada que ver con otras parejas que han fracasado en repetidos intentos de FIV, en que hay que poner en marcha nuevos protocolos y estrategias de tratamiento”, indica. No obstante, cuando se consigue el embarazo a través de la FIV, “éste es tan normal como cualquier otro y esto se lo hacemos ver a los futuros padres, a fin de intentar desmitificar el proceso” añade el doctor.
Desde el nacimiento del primer bebé probeta en el mundo, en 1978, la reproducción asistida ha avanzado a pasos agigantados y se han desarrollado nuevas técnicas, como la inyección introcitoplasmática o la criopreservación, que han hecho posible mejorar los resultados. Avances que hoy en día hemos asumido como algo normal pero que, sin duda, como anunció el diario Evening News al dar a conocer el nacimiento de la primera bebé probeta del mundo como“Superbabe”, siguen siendo algo extraordinario.