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Guía para familia y amigos de pacientes infértiles



Consejos para entender y ayudar

Hace unos días me encontré en la red con un artículo muy interesante publicado en la web La infertilidad acerca de una queja muy habitual en nuestras consultas de psicología en reproducción asistida, que no es otra que  el “nadie me entiende”. El artículo en cuestión daba las pautas para hacerse entender, algo que nos parece fundamental en la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Quirón Donostia. Básicamente, recomendaba escoger bien la persona o personas con las que abrir el corazón, no esperar que todo el mundo esté tan implicado en el proceso como nosotros mismos, establecer los límites al respecto de lo que se quiere compartir y ofrecer información sobre el camino que se ha emprendido.

Y es precisamente en este punto en el que me quiero detener; en el de ayudar a que tu entorno pueda entenderte. En la Unidad de Psicología de nuestra URA ofrecemos una pequeña guía para familia y amigos de pacientes que se están sometiendo a tratamientos de reproducción asistida para que logren entender la situación por la que está pasando la pareja infértil que decide recurrir a la ciencia para cumplir el sueño que a otros les concede la naturaleza aparentemente sin esfuerzo. Las claves fundamentales os las dejo aquí:

Datos y realidades sobre infertilidad y esterilidad. 

Para empezar, conviene aclarar que esterilidad e infertilidad son cosas parecidas, pero no son exactamente lo mismo. Más allá de este tipo de matices, conviene recurrir a la estadística y a la literatura médica para tener una información fiable y de calidad. Esto ayuda a desterrar mitos como que quedarse embarazada es algo muy fácil, que los problemas de infertilidad casi siempre afectan a la mujer, que la edad no es tan importante… lo cierto es que la causa de infertilidad y esterilidad  de la pareja es por causa mixta, es decir  está repartida entre el hombre y la mujer. Puede que te sorprendas cuando sepas que aproximadamente una de cada cuatro parejas que deciden tener un niño, no pueden concebirlo. Hay muchas posibilidades para justificar una estadística tan mala: trompas de Falopio obstruidas, fracaso ovárico, alteraciones hormonales, exposición a tóxicos o un número bajo de espermatozoides, o espermatozoides lentos, por mencionar solo unas pocas. La mayoría de estas razones para conseguir un embarazo son físicas o fisiológicas y no psicológicas.

Los consejos bienintencionados

Cuando alguien a quien queremos tiene problemas, es natural intentar ayudarle y si no hay nada específico que podamos hacer procuramos darle algún consejo.  A menudo recurrimos a nuestras propias experiencias o anécdotas que implican a otras personas que conocemos. Quizás, recuerdes a alguna pareja amiga que tuvo problemas para tener un niño hasta que se fueron a una isla tropical o de vacaciones,  así que les sugieres que se tomen también unas vacaciones. Estos consejos no les sirven porque su problema tiene un origen físico. No sólo no les sirve, sino que además les afecta mucho. De hecho, los pacientes suelen quejarse de estar continuamente inundados por este tipo de consejos bienintencionados. Imagínate lo frustrante que debe ser para ellos que le cuenten como otras parejas se quedan embarazadas mágicamente durante sus vacaciones simplemente por haber hecho el amor.

Para ellos, que ya están recibiendo tratamiento para la infertilidad, hacer el amor y quedarse embarazada son dos conceptos que empiezan a no estar relacionados. No te puedes imaginar lo duro que está siendo tener un bebé, y lo frustrados que se sienten  cada vez que se dan cuenta de que no ha podido ser. Estos consejos, aunque hechos desde el cariño, son en realidad un intento de transformar una situación extremadamente compleja y desagradable, en un problema simple. Simplificando su problema de este modo se infravaloran sus sentimientos, haciendo que se sientan incomprendidos. Es probable, e incluso natural, que en estas circunstancias las parejas en tratamiento de reproducción asistida se enfaden y se molesten si alguien recurre a este tipo de consejos.

Entender la devastación que supone no poder tener hijos

Como hemos dicho, muchas veces estos consejos son contraproducentes porque están formulados desde el desconocimiento; lógico por otra parte, de lo devastador que es para una pareja no poder tener hijos. Muchas de ellas han crecido con la esperanza de que tendrían un hijo algún día. Se han visto a sí mismas asumiendo el papel de padres y madres desde que jugaban a casitas. Incluso algunas parejas no se consideran a sí mismas completamente desarrolladas hasta que no tienen hijos. Para ellos forma parte del ciclo de la vida y parte de la planificación vital que han ido construyendo. Encontrarse con un problema de infertilidad, por tanto, va más allá de del mero hecho de no poder tener hijos; rompe toda la estructura y planes que habían establecido como eje de su vida.

Expectativas reales con respecto a la Medicina

Lo peor de esta situación es que la medicina no puede asegurar a las parejas infértiles que van a tener un niño con un 100% de seguridad. Una de las cosas más crueles que se le puede hacer a una persona es proporcionarle una esperanza que luego no se hace realidad. La medicina moderna ha creado esperanza donde antes no la había, pero a costa de cierto grado de incertidumbre. A pesar de la esperanza que estas tecnologías ofrecen, no deja de ser un camino difícil de recorrer. Algunos de estos procedimientos de alta tecnología se realizan solo en unos pocos sitios. Incluso si el tratamiento está disponible y próximo, las pacientes tienen que realizar numerosas visitas al médico, ponerse inyecciones diariamente, acoplar continuamente su trabajo y otras actividades con los diferentes procedimientos médicos e incluso en ocasiones, realizar importantes desembolsos de dinero.

Además, después de cada intento médico de conseguir un embarazo, deben adoptar una actitud de espera que está sazonada de brotes de optimismo y pesimismo. Es una especie de montaña rusa emocional. Ella no sabe si la tensión mamaria que siente es un signo de embarazo, o un efecto secundario de la medicación. Si ve  una pequeña mancha de sangre en su ropa interior, no sabe si es un embrión tratando de implantarse o es que su regla está a punto de comenzar. Muchas mujeres que no se quedan embarazadas después de un tratamiento llegan a sentir como si su bebé hubiera muerto, aunque en realidad solo vivió en su mente, en su deseo y en su ilusión.

Situaciones comprometidas

La vida cotidiana continúa para los demás, de manera que mientras los pacientes están tratando de arreglárselas con esta confusión emocional puede ser que se les invite a una fiesta infantil o a un bautizo, o se enteran de que una amiga o una compañera de trabajo está embarazada, o leen la noticia de un niño de un día de vida que han encontrado abandonado en  un contenedor ¿Te puedes imaginar su envidia (sana), o su rabia por las injusticias de las vida? Teniendo en mente que la infertilidad impregna prácticamente cualquier faceta de su existencia, es fácil entender por qué están tan afectados por esta búsqueda. En estos casos lo mejor es actuar con naturalidad y no ponerse la venda antes de hacerse la herida; es decir,  no hacer un drama ni sobreactuar para restar importancia a una situación que sí es importante para ellos; ni tampoco adoptar un papel de excesivo protagonismo.

Qué hacer y qué decir

Cuando hables con ellos, trata de sintonizar con el peso que llevan en su mente y en su corazón. Saben que te preocupas por ellos y puede que necesiten hablar contigo de esta mala experiencia. Pero también saben que no hay nada que puedas hacer o decir para que ella se quede embarazada y temen que les hagas una sugerencia que incluso aumente su desesperanza. Les puedes dar tu apoyo no criticándoles por alguna de las cosas que hagan (como no mostrarse cariñosos con, pongamos por ejemplo, un sobrino) para no aumentar su malestar emocional. Podrías decir algo como esto: “Me preocupo por vosotros. Después de leer esto, me hago más idea de lo duro que debe ser este camino.  Me gustaría poder ayudaros y estoy dispuesto a escucharos. También estoy para animaros cuando penséis que no hay ninguna esperanza. Podéis hablar conmigo. Me hago cargo”.

La cuestión más importante que hay que recordar es que están angustiados y preocupados. Escucha lo que tienen que decir, pero no les juzgues. No trates de pretender que todo irá fenomenal. Tampoco los lleves al fatalismo con expresiones tan frecuentes como “lo que tenga que ser, será”; si ese fuera realmente el caso ¿qué sentido tendría el uso de toda esa tecnología médica para intentar hacer realidad lo que la naturaleza por si misma no ha podido? La disposición para escuchar puede ser de gran ayuda. Las parejas infértiles o estériles se sienten, en cierto modo, aisladas de otras personas. La capacidad de escucha y apoyo pueden ayudarlas a manejar mejor el estrés que están experimentando. Su infertilidad es una de las situaciones más difíciles a las que  tendrán que enfrentarse. No les preguntes constantemente por su situación y respeta que puedan estar algo distantes. Saben que estás a su lado y cuando quieran compartir su situación, lo harán.