¿Por qué la reproducción asistida provoca tantos embarazos múltiples?
Para hablar de Reproducción Asistida debemos diferenciar con exactitud previamente dos conceptos que forman parte del inicio de este proceso. Éstos son esterilidad e infertilidad. Así, según explica la Sociedad Española de Fertilidad, la esterilidad es la incapacidad para lograr gestación tras un año de relaciones sexuales con frecuencia normal y sin uso de ningún método anticonceptivo. La probabilidad de gestación espontánea es claramente dependiente del tiempo. El 85% de las parejas logran espontáneamente una gestación en el transcurso del primer año, y un tercio de estos embarazos ocurre en los tres primeros meses de ese periodo. En los doce meses siguientes, conseguirá la gestación espontáneamente un 5% adicional de parejas. Por tanto, y según establece la simple observación, la mayoría de las parejas que no han logrado una gestación tras un año de intentos estarán afectadas por alguna limitación de la capacidad reproductiva.
Por otro lado, el término infertilidad es para muchos especialistas, especialmente del ámbito anglosajón, sinónimo de esterilidad. En el medio hispanohablante, se ha entendido como infertilidad la incapacidad para generar gestaciones capaces de evolucionar hasta la viabilidad fetal. Por tanto, este concepto engloba situaciones como el aborto de repetición, la muerte fetal intrauterina, el parto prematuro, etc. En la actualidad, se tiende a preferir el término «pérdida gestacional recurrente para designar este conjunto de procesos.
Según los estudios epidemiológicos más amplios, la esterilidad afecta al 15% de la población en edad reproductiva de los países occidentales, es decir, a una de cada seis parejas, y experimenta una evolución creciente.
¿Cuándo se necesita un tratamiento de reproducción asistida?
La técnicas de reproducción asistida se aplican a aquellas que personas que tienen problemas de fertilidad y no pueden concebir un hijo de forma natural. En el caso de mujeres u hombres solteros, parejas lesbianas o de gays y que deseen ser madres/padres pueden someterse a un tratamiento de reproducción asistida, tal y como respalda la legislación actual, Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida, artículo 6.
Únicamente se puede denegar un tratamiento de reproducción asistida cuando la mujer no es mayor de 18 años o bien cuando no está en plena capacidad de obrar.
Si se trata de una pareja joven (siendo la mujer menor de 37 años), se debe acudir a la consulta de reproducción cuando se lleva un año manteniendo relaciones sin protección y no se ha conseguido el embarazo. Si la mujer tiene más de 37 años, basta con 6 meses de espera.
Si existe la presencia de alguna alteración o enfermedad que pueda influir en la reproducción, se puede acudir de forma inmediata, sin necesidad de intentar un embarazo natural.
¿Cuánto cuesta un tratamiento de reproducción asistida?
El coste de los tratamientos de reproducción asistida dependerá principalmente de la técnica empleada, del país en el que se lleve a cabo y del centro de reproducción asistida. Iniciar un proceso de esta envergadura supone ser conscientes de todos los gastos que puede conllevar, más aún si no se logra el embarazo en un primer intento.
En España, una inseminación artificial puede costar entre 600 y 1.400€, mientras que una FIV entre 3.000 y 5.000€. Es muy importante tener en cuenta que los precios aumentarán si se requieren técnicas adicionales como el diagnóstico genético preimplantacional o la donación de óvulos y/o semen. Por ello es recomendable pedir presupuesto e informarse bien de qué está incluido en el precio antes de comenzar con el tratamiento. De forma generalizada las clínicas de reproducción asistida españolas no suelen incluir el precio de la medicación, por lo que la paciente deberá contar con este gasto adicional.
La Seguridad Social española también tiene disponible tratamientos en reproducción asistida, lo que supone ningún coste para los pacientes. Sin embargo, se deben reunir los siguientes requisitos, establecidos por cada comunidad autónoma, para que la Seguridad Social cubra estos tratamientos:
- La mujer debe ser menor de 40 años y el hombre no debe superar los 55 a la hora de empezar el tratamiento. Sin embargo, si la mujer cumpliría los 40 antes de poder iniciar el tratamiento, mientras estaría en la lista de espera, no se aceptaría su solicitud.
- No tener hijos previos con la actual pareja
En caso de que no se logre el embarazo en el primer intento, la sanidad pública ofrece la posibilidad de hacer varios intentos. De esta forma se realizarán 4 intentos para inseminación artificial conyugal (IAC), 6 intentos para inseminación artificial de donante (IAD) y 3 intentos para FIV, ya sea con óvulos propios o con ovodonación.
Técnicas de reproducción asistida
Las técnicas de reproducción asistida, según la Sociedad Española de Fertilidad, forman parte de los recursos de tratamiento de los trastornos de la fertilidad. Entre ellas destacan las siguientes:
Inseminación artificial con sémen de la pareja: con esta técnica, la probabilidad de obtener gestación por cada ciclo realizado es de un 10-15 %. La inseminación se realiza en la propia consulta, ya que se trata de un procedimiento breve y completamente indoloro. Se expone el cuello del útero (de modo similar al empleado cuando se realiza una citología) y el ginecólogo introduce a través del cuello un fino tubo de plástico blando, para depositar en el útero el pequeño volumen de líquido que contiene los espermatozoides seleccionados.
Inseminación artificial con sémen de donante: el semen utilizado en esta técnica procede siempre de un Banco de Semen debidamente acreditado, está conservado mediante congelación y reúne los requisitos establecidos por la ley. En ausencia de patología femenina, la tasa de gestación tras un número adecuado de ciclos de tratamiento (alrededor de 6) puede alcanzar el 80%.
Fecundación In Vitro (FIV): para esta técnica existen dos variantes. Por un lado, la fecundación in vitro, propiamente dicha, consistente en poner los espermatozoides en contacto con los ovocitos en condiciones idóneas para facilitar que la fecundación ocurra espontáneamente. Por otro lado, la Microinyección espermática (ICSI) que consiste en intervenir aún más activamente sobre el proceso de la fecundación, introduciendo un espermatozoide en el interior de cada ovocito. Cuando se consigue fecundación y desarrollo in vitro de los embriones obtenidos, se selecciona el número adecuado de éstos para ser transferidos al útero, con el objetivo de conseguir una gestación evolutiva. La probabilidad de éxito de un ciclo de FIV-TE depende predominantemente de la edad de la paciente, y del número y calidad de los embriones transferidos.
Ovodonación: Se puede recurrir a la donación de ovocitos en aquellos casos en los que los ovocitos de la mujer no ofrecen la calidad suficiente para conseguir un embarazo, se han agotado o se es portadora de una alteración genética o cromosómica. Según datos del registro de la Sociedad Española de Fertilidad, la posibilidad de conseguir un embarazo tras una transferencia de embriones procedentes de óvulos de donantes es de más del 50% por ciclo, puesto que los ovocitos proceden de mujeres sanas y jóvenes.