Dicen ser los mayores proveedores de servicios de fertilidad a la colectividad gay mundial y los únicos en ofrecer, bajo un mismo techo, todos los contactos necesarios –médicos, abogados, donantes de óvulos, madres portadoras– para entregarle a la pareja su hijo o hija a voluntad. Garantizan la selección del género al 100%.
En el video del anuncio hay escenas con embarazadas famosas como Julia Roberts y Angelina Jolie. Las supuestas donantes no son actrices conocidas pero las fotos muestran hermosas y elegantes jóvenes que calificarían para cualquier producción de Hollywood. “Usted podrá comprobar el extremo cuidado que hemos puesto para garantizar que sólo mujeres jóvenes de la mayor calidad han pasado el filtro de nuestra exclusiva base de datos”.
Con las eventuales madres portadoras son discretos. No muestran fotos ni precisan que, desde que existe la tecnología para separar el vientre de alquiler de la donante de óvulos, la gestación por encargo se ha deslocalizado y las proveedoras de ese servicio se concentran en la India y Europa del Este. Eso sí, garantizan que para seleccionarlas han puesto el mismo cuidado que con las donantes.
En el año 2004, una estudiante de Brown escribió un artículo sobre las “mujeres y sus óvulos” en las mejores universidades norteamericanas. Su interés por el asunto surgió al ver en el periódico de su alma mater una gran cantidad de avisos ofreciendo donación de óvulos mezclados con los clasificados de pizza a domicilio, las fotocopias a precio reducido y tres o cuatro agencias intermediarias que estimulaban esos actos de desprendimiento con indemnizaciones de muchos miles de dólares.
Un anuncio de “se busca donante de óvulos” exigía un puntaje mínimo en los exámenes de admisión a la universidad, menos de 29 años, no ser fumadora y hacer mucho deporte. El correo para la respuesta era el de la fundadora de la agencia Un Cruce Perfecto (www.aperfectmatch.com) especializada en el “mercado de inteligencia superior” que a finales de los noventa había puesto avisos de media página en los periódicos de Harvard, Yale, Princeton y Stanford solicitando donantes altas, inteligentes, atléticas y de tipo caucásico. Ofrecía una contrapartida de 50 mil dólares.
Cuando se fijen en Colombia, los Fertility Institutes -o cualquier otra empresa intermediaria que atienda a la comunidad gay internacional- no lo harán buscando donantes sino vientres de alquiler cuyas compensaciones competirán fácilmente con las de las jóvenes de Bombay, Nueva Delhi o Georgia. Tal vez entonces quede claro que, en medio del derroche de eufemismos para la remuneración, ese mercado existe, es global, dinámico, y sí tiene mucho que ver con la adopción por parejas de hombres, no de lesbianas.