La endometrosis es una enfermedad ginecológica con una alta prevalencia en mujeres de edad fértil. Se estima que afecta al 5-10% de la población y que sólo en Europa hay 16 millones de mujeres afectas.
Su causa es desconocida y se caracteriza por la presencia de tejido endometrial (que normalmente está dentro del útero y se descama mensualmente con la regla) en zonas fuera del útero, produciendo una reacción inflamatoria crónica.
Así, se pueden localizar las lesiones en pequeñas zonas de ovarios, ligamentos uterinos, vejiga, peritoneo o en sitios menos frecuentes como el pulmón o el cerebro. En ocasiones forman grandes quistes ováricos que se llaman endometriomas.
Los síntomas de la endometriosis
El síntoma más frecuente de la endometriosis es el dolor: la dismenorrea o dolor asociado a la menstruación, el dolor durante las relaciones sexuales, el dolor crónico y el dolor premenstrual. Por ello el impacto de la enfermedad en las mujeres afectas es importante, causando un descenso en la calidad de vida y ocasionando absentismo laboral y escolar.
¿Cómo se diagnostica la endometriosis?
El diagnóstico de la endometriosis es fundamental para realizar una correcta toma de decisiones en cuanto al tratamiento. Siempre debe ser sospechado en consulta de medicina general o de ginecología ante la sintomatología de dolor menstrual que no cede con analgésicos en dosis habituales o que llega a causar encamamiento e incapacidad para desarrollar la actividad diaria habitual.
La ecografía vaginal es el primer paso en el diagnóstico en busca de lesiones típicas de endometriosis. Es una técnica fácil, no invasiva, que se realiza en consulta y que al ser ultrasonidos no tiene riesgos de radiación. En ocasiones es preciso completar el estudio con resonancia magnética en busca de lesiones más profundas.
La eficacia del tratamiento hormonal
El tratamiento más eficaz para la endometriosis es el hormonal. La píldora que normalmente se usa como anticonceptivo puede servir para disminuir el dolor, considerándose el tratamiento más eficaz.
Los AINE (anti inflamatorios no esteroides) están indicados en pacientes que no pueden tomar tratamientos hormonales. Alivian el dolor en general pero no son tan específicos.
Antiguamente se usaban fármacos que producían intensos síntomas de menopausia (sofocos, sequedad vaginal…) pero con los nuevos tratamientos hormonales estos fármacos han quedado en segunda línea.
La cirugía no se recomienda para disminuir los síntomas. Tan sólo si aparecen grandes quistes, ya que puede verse reducida la reserva ovárica.
Desde hace algo más de un año, la industria farmacéutica ha lanzado al mercado un nuevo tratamiento hormonal cuya indicación es exclusiva para endometriosis.
Consiste en un gestágeno llamado dienogest que, tomado en dosis de 2 mg diarios vía oral, consigue reducir eficazmente las lesiones y el dolor. Su buena tolerabilidad y escasos efectos adversos permiten su uso a largo plazo, evitando así la cirugía.
Me han diagnosticado endometriosis: ¿podré ser madre?
Ante un diagnóstico de endometriosis se recomienda no retrasar la maternidad ya que en ocasiones puede ser una enfermedad muy agresiva que, sin ser maligna, produce lesiones que llevan a la infertilidad.
La endometriosis y la infertilidad van asociadas. Hasta un 30%-40% de las mujeres con endometriosis son infértiles.
El avance de las técnicas de reproducción asistida ayuda a estas mujeres en su deseo de ser madres, ya sea mediante inseminación artificial o fecundación in vitro.
Asimismo, el desarrollo de técnicas para preservar la fertilidad, como la vitrificación ovocitaria, permite a estas pacientes congelar óvulos antes de que la enfermedad avance o si no disponen de pareja en el momento actual.
La endometriosis es, por tanto, una indicación para vitrificar ovocitos, bien sea de manera preventiva o tras una cirugía ya que está bien estudiado que las técnicas de reproducción asistida no conllevan un avance de la enfermedad.