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La insuficiencia ovárica prematura afecta a mujeres menores de 40-45 años.



Hablar de menopausia significa para muchas mujeres que rondan los 50 luchar contra las connotaciones negativas que todavía acarrea la palabra, como si fuera el irremediable paso a una decadencia que nada tiene que ver con la realidad. Y si esta nueva etapa, con sus inevitables síntomas, se hace cuesta arriba para ellas, puede ser mucho más duro para aquellas que todavía no han cumplido los 40 y ya saben qué es la menopausia.

Esto es lo que les sucede a alrededor de un 6% de las féminas menores de 40 años al sufrir la llamada insuficiencia ovárica prematura o menopausia precoz.

“Las mujeres nacen con un dotación de folículos (que contienen los ovocitos) que irá disminuyendo por atresia (desgaste) o consumo a lo largo de la vida. Cuando una mujer nace cuenta con unos dos millones de folículos que se reducirán a 400.000 cuando llegue a la edad de la primera regla. De ellos, unos 400 serán los que ovulen, mientras que el resto se degenera, se gasta, en el proceso de atresia. Cuando se llega aproximadamente a los 40 años, este desgaste es más rápido y cuando ya quedan pocos folículos activos es cuando se empieza a entrar en las etapas de la menopausia”, explica el doctor Rafael Sánchez Borrego, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia.

Ahora bien, mientras que en Europa y EEUU la menopausia suele aparecer normalmente a los 50 años (51 en España), hay un porcentaje pequeño de mujeres para las que este proceso ocurre mucho más rápido de lo que debería.

Causas

Los especialistas dividen la menopausia precoz en dos tipologías: “La primaria, cuya incidencia es baja y cuyas causas todavía no se conocen bien, aunque se apunta en algunos casos a una predisposición hereditaria o a anomalías genéticas. Muchas veces ocurre cuando el sistema inmunológico ataca a los folículos ováricos, destruyendo estas células”, explica la doctora Alicia Hernández, coordinadora de la Unidad de Endometriosis del Hospital La Paz de Madrid.

La menopausia precoz secundaria, por su parte, sería aquella que se produce “por culpa de la incidencia de algunos fármacos, por los tratamientos de quimioterapia y radioterapia que pueden afectar a las células ováricas, o por operaciones de retirada de ovarios o similares”, explican estos especialistas.

“Actualmente cuando una mujer a los 30 o 40 años tiene que pasar por procesos de quimioterapia o radioterapia que puedan afectar a los ovarios, nosotros aconsejamos la prevención con cierto tipo de fármacos que los protejan para que después se recupere la fertilidad”, explica el doctor Sánchez Borrego.

Síntomas y riesgos

Normalmente, los especialistas aseguran que estas pacientes pasarán por los síntomas normales de cualquier menopáusica, pero casi siempre de forma más intensa. “No hay que crucificar a la menopausia, no es causa de todos los males, pero sí es verdad que a ella se le asocian los sofocos, la sudoración nocturna y, ahora se está demostrando, al insomnio. Además, hay cambios corporales. Con la menopausia no se engorda de forma rotunda, pero sí hay un cambio en la distribución de la grasa, que pasa de los muslos y glúteos a la cintura”, explica Sánchez Borrego.

“Sin embargo, lo que más preocupa a la mujer joven menopáusica es la retirada de la menstruación y la posibilidad de no poder quedarse embarazada antes de llegar a los 40 años”, explica la doctora Hernández. A esto, esta especialista explica que, aunque es más complicado y dependiendo del caso, algunas de estas mujeres pueden quedarse embarazadas.

Para Sánchez Borrego, el mayor problema no es el de la fertilidad. “Es normal que mujeres jóvenes se preocupen por esto, pero hay que entender que la menopausia precoz es una enfermedad que puede disminuir la esperanza de vida y, de no cuidarse, sobre todo la calidad de la misma”, explica. A este respecto, señala a las enfermedades cardiovasculares y la osteoporosis producto de la caída de estrógenos, como los principales riesgos a tener en cuenta.

Tratamiento

“En la menopausia, la producción de estrógenos y progesterona disminuye, pero lo hace de forma gradual. En el caso de la menopausia precoz nos encontramos con que faltan estas hormonas antes de lo que debería o que caen de forma brusca cuando viene dada por la quimioterapia o radioterapia”, analiza Sánchez Borrego.

Por ello, ambos especialistas insisten en la necesidad del tratamiento hormonal sustitutivo para restaurar los niveles hormonales normales y que “no tienen nada que ver con los tratamientos hormonales de una mujer menopáusica normal”. Tampoco se marcan tiempos. “La terapia la necesitarán hasta que lleguen a la edad normal de la menopausia y, a partir de ahí, podremos hablar de otro tipo de medicamentos”.

Un tratamiento que se contraindica, según explica la doctora Hernández, en mujeres fumadoras. “No les queda otra que dejar el tabaco, algo que hay que hacer desde antes, ya que está demostrado que fumar puede adelantar la edad de la menopausia unos dos años”, señala.