El consumo de grasas saturadas disminuye en un 41 por ciento el número de espermatozoides y en un 38 por ciento el esperma, según ha mostrado un equipo de investigadores daneses de Rigshospitalet, en Copenhague (Dinamarca), liderados por Tina Jensen.
Para realizar este estudio, que ha sido publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, los investigadores encuestaron y examinaron a 701 hombres jóvenes daneses de unos 20 años de edad y realizaron chequeos entre los años 2008 y 2010. A todos ellos, se les preguntó también sobre los alimentos que comían en los últimos tres meses, y se les pidió una muestra de semen. Posteriormente, dividieron los resultados en cuatro grupos, dependiendo de si la cantidad de la ingesta de energía consumida provenía de las grasas saturadas, y compararon la cantidad de esperma de los hombres de cada grupo.
De esta forma, los expertos comprobaron que aquellos que consumían menos de 11,2 por ciento de grasas saturadas tenían una concentración media de espermatozoides de 50 millones por mililitro de semen. «No podemos decir que tiene un efecto causal, pero creo que otros estudios han demostrado que la ingesta de grasa saturada ha demostrado una conexión a otros problemas y ahora también para el recuento de esperma», ha señalado Jensen.
Por debajo de lo normal
De hecho, la Organización Mundial de la Salud define como normal que los hombres tengan más de 15 millones de espermatozoides por mililitro de semen y, en este estudio, tanto el 13 por ciento de los hombres que pertenecían al grupo de menor contenido de grasa, como el 18 por ciento de los hombres del grupo de mayor contenido graso, se situaron por debajo de ese nivel.
No obstante, esta investigación no es la primera en la que se relaciona la dieta con la producción y calidad de espermatozoides, ya que en el año 2011 investigadores brasileños descubrieron que comer más granos -trigo, avena o cebada- está asociado a una mejor concentración y movilidad de espermatozoides, y que ingerir fruta aumenta la velocidad y la agilidad del esperma.
Otro trabajo, publicado en 2012 en Human Reproduction, mostró que los hombres con dietas más ricas en grasas tienen menos esperma y de peor calidad, mientras que aquellos que ingieren más alimentos con grasas polinsaturadas omega-3 -presentes en el pescado y el aceite- tienen un esperma de mejor calidad.
Sin embargo, ese estudio y la mayoría de los otros analizaron estas asociaciones en base a hombres que buscan tratamientos de fertilidad y que, por tanto, pueden no ser representativos de todos los hombres.