Lena Dunham (guionista, directora y actriz estadounidense Lena Dunham) hizo público que padece endometriosis mediante una imagen y un breve texto en su cuenta de Instagram con los que explicó a sus seguidores que los médicos le han aconsejado reposo. El pasado sábado, Dunham fue hospitalizada de urgencia tras sufrir la rotura de un quiste ovárico y deberá ser intervenida quirúrgicamente.
El anuncio de Lena Dunham, como el de otras mujeres que han hecho pública su enfermedad, es un ejemplo que servirá para derribar los muros de silencio que, desgraciadamente, todavía existen en algunas enfermedades, especialmente si afectan exclusivamente a mujeres
Dunham se suma a la lista de mujeres que han hecho público su diagnóstico para concienciar a la sociedad y dar a conocer una enfermedad muchas veces silenciada. Se da la coincidencia de que Hillary Clinton, años atrás, tuvo problemas para concebir a su única hija, Chelsea, nacida en 1980, debido a la misma enfermedad.
La endometriosis es una enfermedad crónica que afecta entre un 6% y un 10% de las mujeres en edad reproductiva y se caracteriza por la presencia y crecimiento del tejido que normalmente recubre el interior del útero –el endometrio— fuera de este, en distintos lugares de la cavidad pélvica como, por ejemplo, los ovarios, la vejiga urinaria o el intestino.
En condiciones normales, el endometrio sufre variaciones periódicas: crece progresivamente durante el ciclo menstrual y se desprende al final, provocando la regla, si no ha tenido lugar la fecundación de ningún óvulo. En las mujeres con endometriosis, el tejido endometrial presente fuera del útero sigue el mismo patrón: sangra pero sin que la sangre pueda salir fuera del cuerpo, produciendo inflamación, fibrosis y otras complicaciones. Especialmente durante el período, puede producir dolores pélvicos, algunas veces más fuertes que los asociados a la menstruación. Puede confundirse con otras enfermedades que causan dolor pélvico como la enfermedad inflamatoria pélvica o los quistes ováricos. También con el síndrome del intestino irritable, una afección que produce episodios de diarrea, estreñimiento y calambres abdominales. Un 25% de las mujeres son asintomáticas. Aun con fuertes dolores pélvicos, el diagnóstico de la enfermedad es difícil y puede tardar un promedio de siete años en llegar.
La endometriosis se relaciona comúnmente con problemas de fertilidad; y se diagnostica por primera vez en algunas mujeres que se someten a tratamientos de infertilidad. Según la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, entre un treinta y un cincuenta por ciento de las mujeres diagnosticadas de infertilidad presentan este trastorno.
Aunque no fue reconocida microscópicamente hasta 1860, síntomas similares a los de la endometriosis ya se recogían en los Tratados hipocráticos, que consideraban y trataban el dolor pélvico crónico como un trastorno orgánico real. Sin embargo, a partir de la Edad Media se produjo un retroceso al considerar, en el mejor de los casos, que las afectadas de dolor crónico pélvico se imaginaban el dolor y, en otros, que eran inmorales, estaban locas o incluso poseídas. Como sucede en el caso de otras enfermedades propias de las mujeres, la sintomatología se atribuía a la debilidad femenina, la promiscuidad o la histeria. Incluso, avanzado el siglo XX, este tipo de visión ha tenido un impacto negativo, ya que al no considerar como real el dolor provocado por la endometriosis se retrasa su correcto diagnóstico.
Las causas de la endometriosis todavía se desconocen. Una de las teorías más aceptadas para explicar la presencia de células del endometrio en sitios no habituales es la del flujo retrógrado, según la cual parte del tejido endometrial, en vez de eliminarse en la menstruación, sale del útero por las trompas de Falopio y se pega al peritoneo, la membrana que recubre la mayoría de órganos del abdomen. Normalmente el sistema inmunitario debería eliminar estas células e impedir su implantación. Es probable que se trate de una enfermedad multifactorial en la que estén implicados, entre otros, factores hereditarios, sustancias tóxicas o alteraciones del sistema inmunitario.
Recientemente, mediante estudios de asociación genómica realizados comparando miles de casos (mujeres diagnosticadas con la enfermedad) y de controles (mujeres sin la enfermedad), se han podido identificar siete regiones de nuestro genoma relacionadas con la endometriosis. Aún así, su contribución es modesta y no tienen, por ahora, aplicación diagnóstica, pero podría representar un punto de partida para futuros estudios orientados a comprender mejor la biología de esta enfermedad.
De momento tampoco existe una cura. El dolor se trata con analgésicos y la progresión del tejido endometrial se controla con tratamiento hormonal o con cirugía, que permite confirmar el diagnóstico y, en algunos casos, tratar la infertilidad. Esta también puede ser tratada mediante técnicas de fecundación in vitro.