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“Lo peor de la infertilidad es sentirte madre y no tener bebé”, hablamos con Eva M. Deiros sobre el duro camino de la infertilidad



Cuando Eva decidió tener un bebé se topó de bruces con el problema de la infertilidad. Meses de búsqueda infructuosa, tratamientos de infertilidad con resultados negativos, lágrimas, desesperación, abortos bioquímicos… ¡y por fin el ansiado embarazo!

Tres años después del último tratamiento, Eva vio cumplido su sueño de ser madre y decidió escribir su complicada, y a la vez esperanzadora experiencia, en un libro llamado “Nadie dijo que fuera fácil (diario de una infértil)”, con el que pretende acompañar y ayudar a otras mujeres en su misma situación.

Eva afirma que si hubiese sabido, cuando comenzó su camino de la infertilidad, que después de tres años de andadura se encontraría con sus gemelos, lo hubiese recorrido de otro modo; quizá con mayor optimismo e ilusión.

Y es que caminar por la senda de la infertilidad, yendo de tratamiento en tratamiento y comprobando como tu sueño se aleja por momentos es una de las experiencias más duras por las que puede pasar una pareja.

Hemos querido hablar con Eva porque creemos que sus palabras, desde su perspectiva como madre tras haber vivido la experiencia de la infertilidad, pueden servir de apoyo, acompañamiento y comprensión hacia todas aquellas mujeres que están pasando ahora mismo por este duro proceso.

¿Cómo fue tu experiencia con la infertilidad?

Siendo muy jovencita me diagnosticaron SOP (Síndrome del Ovario Poliquístico) yme dijeron que quizás cuando quisiese ser madre necesitaría un poco de ayuda, pero que no me preocupase que era muy común y nada grave. Nunca imaginé que sería tanta la ayuda que acabaría necesitando.

Empecé a buscar embarazo en enero de 2013 y a finales de ese mismo año tuve que empezar con tratamientos de reproducción asistida porque mi menstruación no aparecía. Como en principio parecía que el único problema que teníamos mi marido y yo era que yo no ovulaba de forma natural, me dijeron los médicos que conseguiríamos el embarazo relativamente rápido y sin tener que acabar en Fecundación In Vitro.

Así que, empecé con un tratamiento poco invasivo que consistía en unas pastillas inductoras de la ovulación. De este tratamiento hicimos 6 ciclos. Todos ellos negativos.

Después pasamos a otro tratamiento que consiste en la inducción a la ovulación mediante hormonas inyectables. Tenía que pincharme en la barriga todos los días durante una gran parte de mi ciclo.

Además, las relaciones eran programadas. Esto significa que los médicos controlaban mi ovulación mediante pruebas ecográficas y, cuando estaba a punto de ovular, me indicaban qué días debía mantener relaciones sexuales. De este tratamiento hicimos tres ciclos. Todos ellos negativos.

Nos tocó pasar a las inseminaciones artificiales. Pasamos por cuatro inseminaciones artificiales, todas ellas negativas, excepto la segunda, que fue la primera vez que vi un positivo en un test de embarazo, pero que acabó en un aborto bioquímico.

“LO PEOR DE PASAR POR TANTOS TRATAMIENTOS NO SON LOS PINCHAZOS EN LA BARRIGA, NI LOS CONTROLES MÉDICOS, NI EL QUIRÓFANO. LO PEOR DE PASAR POR LA INFERTILIDAD ES SENTIRTE MADRE Y NO TENER BEBÉ”.

Finalmente, acabamos recurriendo a la Fecundación In Vitro, y aquí sí, conseguí elansiado positivo.

¿Qué recuerdos te traen todas aquellas vivencias?

Físicamente lo pasé muy mal. Tenía los males típicos de un embarazo pero sin estar embarazada y, para colmo pensaba que estaba pasando por todo aquello sin quenadie me garantizara si al final podría conseguirlo.

“SI ALGUIEN ME HUBIESE DICHO QUE TRAS TRES AÑOS LO CONSEGUIRÍA, SIN DUDA, HABRÍA VIVIDO EL PROCESO DE MANERA DIFERENTE, PERO PASAR POR TODO SIN SABER SI PODRÁS SER MADRE ES LO PEOR”.

Aún así, no todo lo que tiene que ver con la infertilidad es negativo. He conocido maravillosas mujeres que hoy son grandes amigas mías. Además, tuve la suerte de estar rodeada de un equipo médico muy humano, del que solo tengo palabras de agradecimiento.

Además, al ser abogada, casi sin quererlo ni proponérmelo acabé especializándome en reproducción humana asistida. Rama legal que me ha resultado muy enriquecedora y que me permite ayudar a pacientes y clínicas.

¿Cómo surgió la idea de escribir “Nadie dijo que fuera fácil (diario de una infértil)”?

Este libro es mi historia con la infertilidad y, al fin y al cabo, la historia de mis hijos, de cómo llegaron a este mundo después de mucha lucha y de muchos tratamientos de fertilidad de por medio.

“Nadie dijo que fuera fácil (diario de una infértil)” era inicialmente un blog anónimo que mi marido me creó para que pudiera desahogarme y para que pudiera compartir con otras mujeres mi camino hacia la maternidad.

Escribí en el blog durante más de año y medio y en él explicaba todo por lo que iba pasando: tratamientos, medicación, resultados, pruebas, sentimientos, estado de ánimo, reflexiones, el embarazo y, por último, el parto.

Cuando nacieron mis hijos publiqué en el blog el post del parto dando por acabado mi diario de infertilidad y el blog, pero tiempo después, muchas chicas seguían dejándome comentarios muy bonitos e inspiradores.

La mayoría de ellas agradecían que hubiese compartido mi historia porque eso les ayudaba a sentirse mejor y a darse cuenta de que no son las únicas que han pasado, ni pasarán, por el duro e injusto camino de la infertilidad. Fruto de esos comentarios y de ese cariño recibido se me ocurrió pasar mi diario a formato libro y publicarlo.

Cuando decidí publicar el libro no imaginé que tendría tan buena acogida, ni que el feedback sería tan bueno. Al principio incluso dudé en publicarlo, pero estoy muy contenta de haberlo hecho.

“ME CONSTA QUE MI LIBRO ESTÁ AYUDANDO A OTRAS MUJERES A NO SENTIRSE SOLAS Y A SABER QUE PESE A TODO, LOS SUEÑOS SE PUEDEN CUMPLIR”.

Aunque el libro recoge una parte muy dura de mi vida, la peor hasta la fecha diría yo, acaba con el mejor de los finales porque pude convertirme en madre y tengo dos hijos preciosos por los que, sin lugar a dudas, volvería a pasar por todo aquello una y mil veces.

Y después de un duro proceso … ¡mellizos!

En la Fecundación In Vitro me transfirieron dos embriones y el resultado en sangre de la hormona que determina el embarazo había sido alto, así que, entraba dentro de nuestros planes que se hubiesen quedado los dos embriones con nosotros.

Pero realmente, cuando pienso en cómo fui consciente y supe que realmente el embarazo evolucionaba y que eran dos, me viene a la mente el recuerdo del día de la primera ecografía.

No olvidaré nunca cómo me encontraba en la sala del médico, con unos nervios indescriptibles, y vi la reacción de la enfermera al ver la pantalla del ecógrafo y cómo el médico dijo acto seguido “lo que imaginábamos”. Automáticamente, giró la pantalla hacía mi y me dijo ”¿qué ves?”. No tardé en contestar “¡Son dos! ¿no?”

“ME PARECIÓ INCREÍBLE TENER DOS CORAZONES LATIENDO FUERTE DENTRO DE MÍ Y QUE NINGUNO DE ELLOS FUERA EL MÍO”.

Las primeras semanas de embarazo fueron durillas porque sufrí Hiperestimulación Ovárica como consecuencia de la estimulación de la Fecundación In Vitro; pero saber que estaba embarazada y que el embarazo iba bien hacía cualquier mal más llevadero.

Al ser un embarazo gemelar, en este caso de mellizos, me lo catalogaron de riesgo y tuve que hacer reposo relativo en domicilio, pero aún así lo viví muy intensamente y de forma muy feliz. Nunca me he sentido tan pletórica y llena de vida como cuando estuve embarazada.

Y, finalmente, llegó el día del parto. Fue un parto vaginal con epidural y lo recuerdo como el mejor día de mi vida hasta la fecha.

Los peques aguantaron como unos campeones dentro. Nacieron el 23 de abril de 2016, semana 36+5 de gestación con una diferencia de 7 minutos entre ellos. Además, nacieron con buen peso y no tuvieron que ir a incubadora, que era algo que a mí me agobiaba.

“La aventura de mi lactancia”

Tras el nacimiento de sus mellizos, Eva decidió escribir un segundo libro titulado “La aventura de mi lactancia” para compartir su experiencia con la lactancia materna de dos bebés, una experiencia que al inicio no resultó ser como esperaba.

Decidí escribir mi experiencia con la lactancia materna porque lo que yo viví durante los primeros meses con la lactancia no se acercaba ni un poquito a mi idea preconcebida de lo que era la lactancia materna o de lo que me esperaba.

En los anuncios siempre aparecen mujeres estupendas dando el pecho a sus hijos con una sonrisa de oreja a oreja y, resulta, que a mí lo de dar el pecho me supuso mucho dolor, grietas y una falta de sueño importante. Durante los primeros meses no descansaba más de una hora entre toma y toma.

Además, cuando hablaba con cualquier madre lactante o que hubiese intentado instaurar una lactancia materna sin éxito, todas, absolutamente todas, coincidían en lo mismo: “Dar el pecho duele y es muy sacrificado”. Y esto ¿por qué no lo gritamos y que todo el mundo se entere?

A mi me hubiese ayudado mucho conocer otras experiencias personales y saber a qué me enfrentaba. Ese es el objetivo del libro, ayudar a otras mujeres que quieran dar el pecho a sus hijos.

La persona que se lea el libro encontrará la sincera experiencia de una madre que, a pesar de todos los inconvenientes que tiene el inicio de una lactancia materna, consiguió no solo instaurarla, sino también disfrutarla.

El libro también recoge cosas que cambiaría o haría diferente si volviese atrás, recopilatorio de libros y utensilios para la lactancia que me ayudaron o cómo sobrellevo la presión social a las temidas frases: ¿cuándo les vas a quitar la teta? o¿aún tienes leche?”

Eva es muy feliz, y eso se nota. Admite que ser mamá de mellizos es cansado, pero jamás se queja de ello ni de sus malas noches, porque para Eva las noches duras fueron aquellas que pasó anhelando acunar a un bebé mientras se sometía a procesos de fertilidad.

EVA ESPERA QUE SU EXPERIENCIA PUEDA SEMBRAR DE ESPERANZA EL CORAZÓN DE OTRAS MUJERES QUE ACTUALMENTE SE ENCUENTRAN TRANSITANDO POR LA DIFÍCIL SENDA DE LA INFERTILIDAD