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Los científicos observan por primera vez cómo se desarrolla un embrión tras implantarse en el útero



La etapa decisiva del desarrollo humano que se produce después de que el embrión se implante en el útero ha sido estudiada por primera vez gracias a un avance técnico ideado por científicos del Reino Unido y de EE.UU.

El avance, que se presenta esta semana en las revistas Nature y Nature Cell Biology, abre la vía a comprender mejor cómo se forma el cuerpo humano; a estudiar por qué algunos embarazos se interrumpen de manera espontánea; a perfeccionar las técnicas de reproducción asistida; y, en lo que puede ser la aplicación práctica más importante de la nueva técnica, a cultivar tejidos a partir de células madre para utilizarlos en futuros tratamientos de medicina regenerativa.

Pero estas prometedoras aplicaciones auguran una tormenta bioética de alcance global, ya que no serán posibles si se mantiene la prohibición de realizar experimentos con embriones humanos de más de catorce días. Una vez resuelto el problema técnico de manipular embriones de dos semanas, ya han surgido las primeras voces que reclaman que se revise esta norma.

La investigación suscita un nuevo debate bioético: ¿hay que revisar la prohibición de investigar con embriones de más de 14 días?
Las investigaciones anteriores sobre el desarrollo de los embriones humanos se habían limitado a la primera semana después de la fecundación. Este es un periodo durante el que el embrión crece hasta tener unos 0,2 milímetros de diámetro y unas 250 células pero no se ha implantado aún en la pared del útero.

Una vez implantado, en el séptimo día después de la fecundación, su supervivencia requiere un entorno adecuado que hasta ahora no se había podido simular en laboratorio. Un equipo de investigación de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y otro de la Universidad Rockefeller de Nueva York (EE.UU.) han superado este obstáculo bañando los embriones en una solución con moléculas que favorecen su desarrollo. Además, les han proporcionado un sustrato inspirado en la pared del útero para implantarse.

El avance ayud a entender “una parte del desarrollo humano que es absolutamente desconocida”

ANNA VEIGA
Centre de Medicina Regenerativa de Barcelona

Con estas ayudas, los embriones han prosperado durante otra semana, cuando los investigadores los han destruido para no infringir el límite de los catorce días. “Esta parte del desarrollo humano es absolutamente desconocida”, declaró ayer Anna Veiga, especialista en biología de la reproducción del Centre de Medicina Regenerativa de Barcelona y del hospital Quirón Dexeus. “Un avance que nos aporta información sobre qué ocurre en esta etapa puede ser muy útil”.

Los primeros resultados han revelado sorpresas inesperadas. La mayor ha sido que los embriones humanos son capaces de organizar sus distintos tipos de células por sí solos en las dos primeras semanas después de la fecundación. El descubrimiento rompe con la idea aceptada hasta ahora de que los embriones dependen de señales del entorno que vienen de la madre para desarrollarse.

Un segundo resultado inesperado es que hay diferencias notables entre el desarrollo de los embriones humanos y el de los ratones. En las últimas décadas se ha estudiado en detalle el desarrollo embrionario en ratones, uno de los animales más utilizados en laboratorios de investigación biomédica, y se había asumido que el desarrollo humano sería similar. Pero las nuevas investigaciones indican que no se pueden comprender las primeras etapas de nuestro desarrollo si no se estudian embriones humanos.

En España, la investigación con embriones humanos de más de catorce días está prohibida por ley

Doce países –entre ellos España– prohíben por ley la investigación con embriones de más de 14 días. Otros cinco –incluidos EE.UU., China e India– siguen la misma norma aunque no la tienen regulada por ley. El límite de 14 días se propuso en 1979 y se adoptó por primera vez en el Reino Unido en 1984. Fue una solución de compromiso: por un lado, permitía un marco para la investigación científica; por otro, mostraba respeto por las opiniones que defendían una protección especial para los embriones. Se fijó el límite en 14 días porque es el momento en que aparece la llamada línea primitiva en el embrión. En aquella época no era técnicamente posible mantener embriones in vitro más allá de una semana. Ahora que lo es, y que puede abrir la vía a otros avances biomédicos, distintos investigadores han manifestado en Nature que son partidarios de revisar el límite actual.