¿Quiénes somos los embriólogos?
Los embriólogos somos esas personas que no conocen días festivos, tenemos pocas vacaciones y dormimos poco, pero a pesar de ello, amamos nuestro trabajo, y trabajamos duro para conseguir la felicidad de nuestros pacientes.
Somos licenciados fundamentalmente en biología o biotecnología, con una profunda especialización en medicina reproductiva. A menudo, tendemos a decir que somos todólogos, dado que tenemos conocimientos en genética, cultivos celulares, biotecnología, bioética y legislación, y por si fuera poco, también nos ocupamos de las labores administrativas del laboratorio. Muchos además, compaginan su labor profesional con la tarea docente y la investigación. Casi nada.
Somos los encargados, como dicen los pacientes, de “hacer la magia”. Escogemos el mejor espermatozoide y lo introducimos en el óvulo, y a partir de aquí, vigilamos día a día, hora a hora y minuto a minuto, el crecimiento de los embriones. Atendemos todas sus necesidades nutricionales y les propiciamos unos ambiente tranquilo y seguro, para que crezcan sanos y fuertes.
Pero nuestro trabajo comienza mucho antes de la fecundación. Todas las mañanas, antes de ponernos con la tarea diaria, controlamos la temperatura del laboratorio los incubadores y frigoríficos, verificamos el correcto funcionamiento de los aparatos de aire acondicionado y purificadores, comprobamos que los gases (dióxido de carbono, nitrógeno y oxígeno) estén en su nivel óptimo y realizamos el mantenimiento de los bancos de nitrógeno líquido. Hay demasiadas variables que pueden afectar al éxito reproductivo y no se puede dejar nada al azar.
Además, analizamos la historia médica de la pareja. Estudiamos al varón y los tratamientos previos a los que se hayan sometido. A partir de aquí, es nuestra responsabilidad indicarle al médico cuál es la mejor técnica a utilizar, si es necesario o no un diagnóstico genético, qué calidad presentan los gametos y finalmente, decidir cuáles son los mejores embriones para transferir para conseguir el ansiado embarazo. Si todo va bien, genial. Si no, seremos los primeros en analizar las causas del fracaso y buscar posibles soluciones para un futuro tratamiento.
Ahora que ya nos conoces un poco más, la próxima vez que visites una unidad de reproducción asistida, pregunta por nosotros, estaremos encantados de atenderte.