Imagínese que es Brad Pitt. Tras pasar una noche en el hotel Ritz, alguien entra en su habitación y recoge células de su piel de su almohada. Eso no es todo. Piense que además, gracias a una novedosa tecnología para la fertilidad, esas células de su piel de estrella de cine se transforman en esperma. Luego, claro está, se utiliza el esperma para engendrar un bebé. Y ahora, una persona desconocida le ha puesto una demanda de paternidad con la que pretende obtener millones en forma de manutención para el pequeño.
Un escenario en apariencia tan descabellado podría llegar a producirse. Así lo indican tres reputados investigadores médicos que decidieron alertar la semana pasada al público sobre los riesgos sociales de la gametogénesis in vitro, una técnica que afirman podría permitir reprogramar cualquier tipo de célula para convertirla en esperma o un óvulo.
La eficacia de la técnica ya se ha demostrado en ratones por científicos japoneses y tiene muchas probabilidades de aplicarse pronto a humanos, según explican los tres investigadores en un editorial publicado en la revista Science Translational Medicine. Para los investigadores, esta técnica podría abrir una caja de Pandora de “complejos retos legales” y dilemas éticos.
La promesa de la tecnología es que podría utilizarse para crear un suministro inagotable de óvulos para una mujer en concreta. Eso supondría un avance revolucionario para la fertilización in vitro (FIV), lo que permitiría a las mujeres quedarse embarazadas incluso sin contar con óvulos viables, ya sea por la edad o por algún otro motivo como el cáncer.
“Para las mujeres que son estériles, esto es un regalo. Probablemente revolucionará la fertilización in vitro tal y como la conocemos”, afirma el profesor de ciencia médica de la Universidad de Brown (EEUU) Eli Adashi. “Las mujeres no pueden simplemente producir óvulos a demanda”, explica. Adashi es uno de los tres coautores del editorial, junto con el biólogo de células madre y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard (EEUU), George Daley, y el bioeticista y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard Glenn Cohen.
Pero un suministro ilimitado de óvulos también podría abrir la puerta a la eugenesia de alta tecnología. Por ejemplo, podría permitir que las las clínicas de FIV fabriquen algún día miles de embriones y después escojan los que posean las cualidades más deseadas, como una visión perfecta o la posibilidad de un alto coeficiente intelectual. La técnica, escriben los autores, “podría evocar el fantasma del ‘cultivo de embriones’ a una escala actualmente inimaginable”.
Combinada con técnicas de edición genética como CRISPR, la gametogénesis in vitro posiblemente permitiría eliminar también algunas enfermedades hereditarias o incorporar nuevas características a las personas. Estas tecnologías podrían permitir a las personas “acercarse a su visión de la perfección” para los niños, señala Cohen.
La tecnología de gametos criados en laboratorio podría incluso arrojar luz sobre el debate acerca de cuándo empieza la vida. Si cualquier tipo de célula de tejidos tienen el mismo potencial de vida que un óvulo o el esperma, se pregunta Cohen, “¿significa que tendremos que pensar de otra manera en nuestras células cutáneas?”.